«¿Qué hace que una canción se convierta en un himno gay?», nos preguntábamos en el post inaugural de esta serie, el de Gloria Gaynor. Pues bien, con esta banda la pregunta tenemos que formularla… de otra manera: ¿qué canción de Village People no es un himno gay?
En 1978, cuando salió YMCA, Village People eran considerados un grupo para fans (lo sé porque me acuerdo) y salían en la SuperPop, en la Pronto, en la Nuevo Vale, en la Semana junto con, sí, los Ramones, Blondie, Mabel o… ¡Leif Garrett! En aquella época un niño veía a seis tipos muy molones, disfrazados como si fueran superhéroes de Marvel, donde cada uno tenía un poder y un propósito en la vida, y la canción que los estrelló al universo de la música comercial, pues nos parecía un tema bailongo de ritmo pegadizo y de bailes un poco ridículos (incluso para la época). Pocos podía adivinar que Village People se convertirían en un referente de la música disco-gay y que sus letras tenían… doble sentido. En España, a finales de los setenta, esto lo oíamos los niños lejos de todo mal y hacíamos el baile y todo. Y eso que visto hoy (en nuestro país y las colonias o las cosas las dices claras o no se enteraba ni Perry, y más en esos años), pocos tendrían dudas de las intenciones de la banda con discos que se titulaban San Francisco, Macho Man o Cruisin’, pero entonces, por Cristo bendito que a uno solo le parecían eso, títulos de discos.
Los padres de Village People fueron Jacques Morali y Henri Belolo, dos músicos franceses nacidos en Marruecos en los años cuarenta y treinta respectivamente. Morali, que era homosexual vivía en un hogar disfuncional y acostumbraba a vestirse de mujer cuando era solo un niño. De adolescente sintió la llamada de la farándula y marchó a Francia a convertirse en artista. A finales de los sesenta intenta establecerse como cantante pero tiene más éxito como productor y escritor de canciones. Conoce a Henri Belolo (que ha dicho hasta la saciedad que no es gay) y juntos se establecen en Estados Unidos. Allí tienen la idea de hacer una versión disco de la canción Brasil y, en 1975, crean un grupo de chicas negras, The Ritchie Family, y obtienen un gran éxito.
Un día que estaba en Nueva York, en 1977, Morali fue a un local gay semi-clandestino llamado Les Mouches donde había una fiesta de disfraces. Se siente impresionado por el ambiente y por los diferentes roles de machos que había por ahí. Se fija en un chico disfrazado de indio y traba… amistad con él. Este indio sería Felipe Rose, natural de Puerto Rico y de padre indio Sioux. A partir de ahí, y con la ayuda de su colega Henri Belolo, Morali arma el grupo Village People inspirado precisamente en esa fiesta: recluta al cantante profesional Victor Willis y a cuatro chicos guapos más, les pone a cada uno un rol de «típico estadounidense» y se armó el belén. Tras varios cambios muy al principio de la vida del grupo, los Village People de Y.M.C.A., en 1978, serían Randy Jones, el vaquero; Glenn Hughes, el bigotón; Felipe Rose, el indio; Victor Willis, el policía; David Hodo, el obrero y Alex Briley, el militar. Ninguno sabía cantar, solo Willis, que era el que ponía la voz en los discos y participaba en la composición de los temas. Los demás, al principio, no cantaban, siendo sustituidos en los discos por cantantes profesionales; vamos, como unos Milli Vanilli de los años setenta.
Desde el principio relacionados con el mundo gay (aunque siempre se hizo hincapié en que los únicos homosexuales eran Felipe Rose, el indio y Glenn Hughes, el bigotón) y la cultura de discoteca que desde el año anterior, 1976, había explotado en todo el mundo gracias a los Bee Gees y la película Fiebre del sábado noche, los papás de la criatura se esforzaron también en que el éxito de la banda fuera sideral, y para ello compusieron un buen puñado de canciones pegadizas, bailables, con estribillos molones y… letras ambiguas. Sus primeros éxitos (San Franscisco, Macho man, I am what I am) se bailaron y mucho, aunque en ambientes reducidos, pero el bombazo fue Y.M.C.A, en 1978, perteneciente a su álbum Cruisin’.
Un día en el estudio, Victor Willis, el poli, empezó a hablar de la Young Man Christian Association, una asociación creada en Suiza a mitad del siglo XIX que era una especie de Opus Dei para ayudar a jóvenes a tener unos saludables «cuerpo, mente y espíritu». Willis especulaba con la idea de que, en Nueva York, la YMCA se había convertido en un nido de homosexuales donde se practicaba el crusin’ entre jovencitos. A Morali se le encendió la bombilla y empezó a toda prisa a escribir el tema. Aunque la canción Y.M.C.A. no hacía más que exaltar las excelencias de esa asociación cristiana, la letra, cantada por aquel grupo de hombretones con exceso de testosterona, se podía interpretar de otra manera y aquella exaltación de amistad genuina entre muchachos sanos podría dar, como resultado, algún roce más intencionado que otro. Total, que la auténtica Y.M.C.A. montó un escándalo y llevó al grupo, y a Morali, a juicio. La cosa al final quedó en agua de borrajas y la asociación retiró los cargos y nadie sabe la razón (¿será porque, gracias a la canción, la organización contó con más popularidad y más cruisin’ haciendo que entraran montonazos de dinero a sus arcas?).
Tras este pelotazo la popularidad de la banda fue exponencial y vinieron muchos más éxitos casi tan refulgentes como aquel: In the Navy, Go West, Ready for the 80’s… hasta que en 1980 Victor Willisdecidió marcharse. Aunque la banda pronto encontró un sustituto, Ray Simpson, ya no fue lo mismo: la popularidad del punk y la new wave en todo el mundo hizo que, en la nueva década, la música disco quedara como cosa hortera y pasada de moda y aunque Village People contó con algún éxito más, algunas decisiones desacertadas (la película You can’t stop the music, que fue un fracaso o la aparición en la serie Vacaciones en el mar) alimentaron el aspecto demodé del grupo. Pero el peor error fue apuntarse al rollito new romantic de bandas como Duran Duran o Spandau Ballet y sacar un disco que a todo el mundo dejó atónito y espantado: Renaissance, en 1981.
Tras esta defenestración, Willis volvió a la banda y aunque tuvieron algún éxito más (Sex over the phone, New York City), Village People quedó, para los restos, como un grupo para nostálgicos que, con ya múltiples formaciones, se desparraman actuando en play-back para cualquiera que quiera contratarles, llegando a recalar en fiestas de pueblo como las de Torrejón de Ardoz, en 2010.
Jacques Morali, el padre del invento, falleció de complicaciones derivadas del SIDA en 1991. Su socio, Henry Berolo, aún vivo, sigue diciendo que no es homosexual. Glenn Hughes, el bigotón, murió en 1991 de cáncer de pulmón y fue enterrado… ¡con su traje de cuero! Randy Jones, el vaquero, resulta que sí que era gay y se casó hace diez años, cuando tenía 53, con su novio de ¡20! y sigue cantando pero fuera de Village People. Victor Willis, el poli original y el único que cantaba, volvió a dejar la banda en 1983 y su vida fue errante desde entonces, siendo arrestado por posesión de drogas varias veces; su suerte cambió cuando se casó con Phylicia Ayers-Allen, actriz del show de Bill Cosby, y continúa en el showbiz aunque nunca volvió al grupo. David Hodo, el obrero, dejó la banda en 2013 tras treinta y cinco años de fructíferos servicios. Alex Bailey, el soldado y Felipe Rose, el indio, son los únicos miembros originales que permanecen en Village People.