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Facebook está desarrollando una nueva forma de acabar con las «fake news» en los muros basada en una encuesta de dos preguntas hecha a usuarios elegidos al azar.
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A muchos medios y periodistas el sistema no les convence y temen que ponga en peligro la visibilidad en la red social de muchos medios especializados, como las páginas LGTB+
En Facebook se han dado cuenta de que se están ganando una reputación de ser uno de los lugares de la web en los que más fácilmente se difunden noticias falsas. Sí, amigas, no es algo que solo os pasa a vosotras: entráis en vuestro muro y aparte de fotos de ese tiarrón que ni sabe que existís pero con el que pensáis que tenéis una relación a distancia a base de likes, los memes de madres y demás parientes dando los buenos días y los dramas de vuestros coleguis os encontráis todo tipo de noticias de mierda que os ponen cardíacos y no en el buen sentido.
Todos sabemos que es así, empezando por la propia empresa. Y a Facebook le interesa hacer algo al respecto, sobre todo porque sigue con su estrategia de convertir su web en un agujero negro del que no salgas. La estrategia de la red social pasa por tenerte todo el día conectado y así hacerse (aún más) inmensa y maravillosamente ricos. Para qué nos vamos a engañar.
Por supuesto que existen los sitios webs que se dedican a difundir, directamente, mentiras. Y no solamente porque son perversos, oscuros y retorcidos y lo hacen como parte de su estrategia para conquistar el mundo; también están los que lo hacen para ganar dinero con vuestros clics. Y lo peor es que lo consiguen. Bueno, con los vuestros no porque sois todos muy listos y siempre nos decís que la mayoría de las noticias que publicamos en esta web no hacía falta publicarlas porque os fueron reveladas por un ángel salvador ya las sabíais o no os sorprenden. Pero todos tenéis amigos y familiares que se creen y comparten y comentan cualquier cosa. Y eso (la difusión de mentiras y artículos tendenciosos) es algo que a nos molesta y nos afecta a todos.
Así que no está mal que los señores de Facebook hayan pensado que tal vez, a lo mejor, era hora de hacer algo y limpiar de basura su sitio. El problema es que el mecanismo que proponen no nos convence demasiado y nos tememos que puede poner en peligro a muchas webs LGTB+.
La nueva estrategia de Facebook consiste en medir la reputación de las webs que publican noticias y, según explican, que no disminuya el número de noticias que vas a ver en tu timeline a la vez que aumenta la calidad (medida en base a este sistema) de las mismas. Quieren que aparezcan más contenidos relevantes y de calidad para tu comunidad, aumentando el número de posts de fuentes que se consideren de confianza. La idea es poder calificar las webs según el grado de credibilidad de las noticias que publican, cuán útiles son para encontrar información y lo relevantes que son para cada comunidad. Todo esto, según Zuckerberg, porque vivimos en un mundo demasiado polarizado y es necesario hacer algo para atajar el sensacionalismo y la desinformación en la red.
Cuando nos hablan de comunidades (entendemos que geográficas) de usuarios es cuando se nos erizan los pelos de la nuca por primera vez: ¿qué quieren decir con que van a seleccionar lo que es relevante en mi comunidad? Porque si incluso aquí en nuestro pequeño paraíso de país-más-tolerante-con-los-LGTB a alguno ya le ponen cara rara si en su muro comparte una noticia de una web marica, ya os podéis imaginar qué puede pasar en otros países que tampoco tenemos tan lejos.
En Facebook dicen que no quieren entrar a moderar ellos mismos la calidad o la reputación de las publicaciones, así que prefieren lavarse las manos dejarlo en manos de los usuarios, que siempre suena más cool, mediante su nueva herramienta. En realidad se trata de una encuesta a la que tuvieron acceso en primer lugar en Buzzfeed y que se compone únicamente de dos preguntas:
La primera es «¿Reconoces los siguientes sitios web?«, a la que sólo se puede responder con un «sí» o un «no»; la segunda es «¿Cuánto confías en los siguientes dominios de internet?» y las posibles respuestas son «completamente, mucho, algo, apenas y nada en absoluto«.
Sinceramente, nos parece un desastre de encuesta y creemos que puede contribuir a invisibilizar a los medios LGTB+. La primera duda que nos surge es quién va a contestar estas preguntas, porque de nuevo nos dan todos los escalofríos del mundo imaginando lo que puede pasar si a una persona que se considera que estar informada es leer webs como InfoCatólica o Actuall le toca rellenar esta encuesta y le preguntan sobre páginas como Estoy Bailando, Dos Manzanas, Cáscara Amarga o cualquier otra web marica.
Lo más probable es que (honestamente) no la conozca, pero también nos podemos imaginar perfectamente que busque a ver qué son esas webs para contestar la segunda parte y que diga con toda su bilis surgida del hamor que le parecen webs de nula credibilidad. O, peor aún, que haya usuarios que intenten organizarse para restar la puntuación de webs que no les resultan simpáticas (y hay una lista muy, pero muy larga de cosas que hacen una web no le sea simpática a este tipo de usuarios).
Hay que recordar que mucha gente confunde la calidad de una noticia con lo bien o mal que les parece lo que se cuenta en ella (lo que ha sido matar al mensajero de toda la vida). Y también hay que recordar que, admitámoslo, en Facebook resulta bastante fácil organizarse para denunciar de forma masiva una publicación o para bajar la puntuación de una página. Hace poco, por ejemplo, en esta web apareció un artículo en el que se decía, con un montón de enlaces y argumentos para demostrarlo, que detrás de Tabarnia, el juguete favorito del movimiento cuñado nacional, estaba un señor que entre otras cosas es un homófobo y un islamófobo. Desde ese momento el muro de la página se llenó de trolls que probablemente jamás habían leído Estoy Bailando ni sabían que existía y que se dedicaron a dejar comentarios sobre lo poco serio que les parecía este medio y que mimimí cuanta desinformación, mumumú qué horror todo mientras se aseguraban de valorarla con la puntuación más baja.
Por otro lado, desde Facebook defienden su método diciendo que no será posible negarse a rellenar la encuesta, que se distribuirá aleatoriamente entre los usuarios y que solo empezarán a tener en cuenta los resultados cuando coincida la opinión de diversos grupos demográficos.
Esto nos puede tranquilizar un poquitito pero aun así nos sigue pareciendo que la encuesta deja mucho que desear y que no va a servir ni de lejos para solucionar el problema. Por supuesto que estaría bien que la gente aprendiera a manejar muchas fuentes de información, a saber distinguirlas y ser capaces de reconocer un bulo o un artículo mal intencionado en cuanto lo ven. Nuevamente, esto no os pasa a vosotros, pero luego tenéis que aguantar los posts que pone vuestro primo el de Soria que comparte (y comenta con muchas exclamaciones) cualquier cosa que se publique en esas webs de ultraderecha que terminan todas en Digital o hacen un sobreabuso de la palabra Libertad.
En realidad también hay (muchos) usuarios que son perfectamente capaces de distinguir basura cuando la tienen delante, lo que ocurre es que Facebook no se lo pone demasiado fácil a la hora de señalar que una noticia es falsa (está bastante oculto entre las opciones de “esto no debería estar en la página”). De todos modos la experiencia de cualquier usuario hace que no confiemos demasiado en los mecanismos de moderación de la red social, después de haber visto tantas veces como se pasan por el forro las denuncias de publicaciones que transmiten un claro mensaje de odio y que al mismo tiempo hacen cosas tan arbitrarias como eliminar publicidad de una película con temática gay por la imagen de dos hombres besándose o autorizar la que vende «terapias» para curar la homosexualidad.
A nosotros nos preocupa, sinceramente, que la puesta en marcha de este mecanismo acabe significando a corto plazo que cada vez aparezcan menos noticias en los muros de Facebook de páginas especializadas en temas muy concretos, como ésta. Pero también hay muchos periodistas y muchas personas que colaboran en medios online que tampoco están nada de acuerdo con la forma en la que se quieren hacer las cosas.
Al final esta encuesta está reduciendo el problema de la difusión de noticias falsas a una especie de concurso de popularidad en el que se le da mucha importancia a lo conocidos que son los diferentes medios. No hace falta recordad que popularidad y calidad no son necesariamente lo mismo.
Eso sin contar que precisamente esta herramienta colabora en la polarización a la que la propia red social nos somete: si seguimos a un conjunto de medios porque sus ideas y opiniones son de nuestro agrado dejamos de seguir a los que no lo hacen y cada vez nos polarizamos más.
Hay webs maricas muy conocidas, como esas que se venden como las más leídas en español o que son la marca más importante para el público gay y lésbico, que les suenan a tu amigo el heteruzo o a tu tía la que se pasa el día publicando memes de gatitos, de bebés y de santos, porque incluso a veces se habla de ellas en la prensa generalista. Y ojo, no es que nos parezca mal que sean conocidas, y tampoco nos parecería bien que algún idiota quisiera que desaparecieran de los feeds de noticias; es simplemente que no son el tipo de web LGTB+ que nos gusta ni en la que nos podemos informar de muchos temas que nos interesan. Y, sin embargo, tendrían muchas más posibilidades de salir bien paradas (y por lo tanto, de que el sistema las considerara relevantes y de ganar visibilidad) que otras muchas.
O, poniéndonos en uno de los peores escenarios posibles, tenemos también esa imitación cutre de lo que en su día fue la Revista Zero que, aunque objetivamente no tiene ninguna calidad ni credibilidad (porque en aparte de textos robados descaradamente de otros medios -y no precisamente los mejores textos- lo único que encontraréis son fotos de chulazos que también han… ¡ejem! Encontrado en Google acompañadas de textos infames) pero en cambio sí tiene un número inmenso de seguidores sin mucho criterio que responderían que conocen esa web si les preguntan por ella.
¿Qué hacemos con esas personas, normalmente mayores, que leen y confían principalmente en la prensa en papel si un día entran a su cuenta, les salta la encuesta y se ponen como locos a votar que ningún medio de internet vale la pena? O, por el contrario, ¿qué hacemos con el adicto a las teorías de la conspiración y a la psicotronia en general que piensa que todos los medios generalistas le ocultan cosas y que lo que vale la pena son las páginas escritas por los que Saben Cosas como él? Ambos son usuarios típicos (y a menudo bastante activos) que te puedes encontrar en Facebook.
¿Es tan sencillo valorar con estas dos preguntas a un medio cualquiera? ¿Qué hacemos con un periódico de los grandes y de toda la vida como El País, que no podemos negar que publica muchas noticias patrocinadas, le debe muchos favores a muchos sectores económicos y que es también una fuente de cuñadeces y de artículos llenos de inexactitudes? Por otro lado, estamos todos de acuerdo en que tampoco podemos tirarlo directamente a la basura. O ¿cómo calificamos a una página como Buzzfeed, en la que tan pronto te encuentras información muy relevante y de calidad (recordemos, ha sido su versión estadounidense la que empezó a hablar de esta encuesta) como el test más chorra que no se puede creer nadie o una colección de memes?
No penséis que esta es una pataleta escrita porque unas webs nos gustan más que otras o porque pensamos que se van a llevar más clics que nosotros. Hablamos mucho de diversidad y variedad y si algo bueno tiene Facebook es que te permite (o permitía, hasta ahora) tener un feed de noticias personalizado de acuerdo a tus intereses. Para hacer eso está claro que hay opciones mejores que Facebook (como un lector de RSS), pero hay que recordar que ahora mismo es la que muchísima (y cada vez más) gente utiliza. Y también hay que reconocer que aunque todos decimos que nos aburre y no nos gusta el Facebook puede ser una forma muy útil de enterarte de cosas que no ves en otros lados. Necesitamos variedad en los medios y en las informaciones porque dar información y darle publicidad a un hecho para que se conozca también puede ser una forma de activismo.
Mirad por ejemplo lo que está pasando con las subvenciones a las ONG que luchan contra el VIH en Madrid. Los medios generalistas apenas están hablando de ello (esperemos que empiecen a hacerlo ahora) y las webs que lo están haciendo probablemente no las conoces. Como esas webs son poco conocidas para el público general cuando una noticia importante como ésa se viraliza es fácil encontrarse comentarios diciendo que era todo mentira, una manipulación y que ¡asquerosos podemitas! ¡cómo iba a hacer Cifu eso, ella que es tan progre y estaba tan divina bailando en el escenario del WorldPride!
Otro ejemplo es el de la jueza homófoba en el TEDH. En este caso, sí fue bastante grande el revuelo que se formó en las redes sociales, pero lo cierto es que antes de que Eldiario.es publicara su artículo los únicos que hablaban de su nombramiento eran los redactores de Dos Manzanas. Diréis que al final todo se acaba sabiendo (porque sois así de confiados en la prensa) y que el activismo de verdad se hace en la calle combatienblablabla… Pero realmente no se puede denunciar ni combatir lo que no se sabe que ha ocurrido. Y ya no vivimos en un mundo en el que no nos enteramos de muchas cosas hasta que nos las cuentan (si es que quieren hacerlo) cualquiera de los grandes medios.
Al principio de este artículo hablábamos del peligro que supone este nuevo mecanismo para las webs LGTB+ porque, para qué nos vamos a engañar, somos unos señores gayers que escribimos en una web marica y sentimos que esto nos puede afectar; pero realmente todo lo que acabamos de decir se puede aplicar también a otros muchos tipos de webs. Política, fútbol, espectáculos, prensa del corazón… Cualquier medio que genere algún tipo de reacción emocional puede verse afectado por el mal uso que el público haga de esa encuesta.
Todavía está muy extendida la idea de que cualquiera puede abrirse un blog o una web y escribir de cualquier cosa en internet; y es cierto. Pero también cualquiera que se maneje un poquito en redes (y muchas veces los que afirman lo anterior andan justitos de manejarse) sabe que el problema no es abrirse la web, es tener constancia y sobre todo que lo que escribes sirva de algo porque la gente lo lee. A fin de cuentas, con un cuadernito en tu casa acabas antes si de verdad no te importa que lean lo que escribes. Por eso el problema aquí no es precisamente el de un blog de un magufo cualquiera diciendo chorradas sobre que te puedes curar el cáncer comiendo limones. De hecho, sería bastante deseable que ese tipo de información dejara de difundirse por Facebook.
Hay muchas webs excelentes sobre laicismo, o sobre ciencia, o de la frikada menos mainstream que os podáis imaginar, que les dan mil vueltas hablando de lo suyo a los medios establecidos que, al final, son los que más se pueden beneficiar de esta idea de Facebook. Porque aunque ellos también sirven su buena ración de noticias falsas o manipuladoras tienen un «prestigio» que les beneficia en esa encuesta. A lo mejor por esa razón la prensa en papel se unió con entusiasmo a la campaña previa que lanzó Facebook en España y otros países para dar una serie de consejos muy básicos a los usuarios para identificar noticias falsas y que no sirvió de nada.
Y si a esta encuesta le sumamos el cambio en la política de Facebook para decidir qué se ve y que no se ve en tu muro, obligando a los medios a pagar para promocionar sus publicaciones o ver cómo sus noticias no aparecen por ninguna parte… Cada vez parece más claro el hecho de que para asegurarse una buena ración de información lo ideal es agenciarte un lector de RSS y dejar de informarte en las redes sociales que deberíamos usar justamente para eso: socializar.
Fuente | Pink News