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La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa elige como miembro del Tribunal de Estrasburgo a la catedrática María Elósegui, propuesta por el gobierno del PP a pesar de sus convicciones LGTBfóbicas.
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Desde el PSOE se desmarcan del nombramiento y aseguran que no han tenido nada que ver: «Con su pan se lo coma. Ella es juez. No médico.»
¿Quién mejor para formar parte de un tribunal de Derechos Humanos que una señora que no cree en los derechos humanos del colectivo LGTB+? Eso debieron pensar los miembros del Gobierno de España que metieron en la terna de candidatos al TEDH (en mitad de un proceso bastante… sospechoso) a la catedrática María Elósegui, una señora que cree que estamos enfermos.
Ojo aquí, ella no dice que la homosexualidad sea una enfermedad. Pero ya sabes que la moda homófobo otoño-invierno 2018 es dejar de decir que la homosexualidad ES una enfermedad para decir que la homosexualidad ES algo QUE PROVOCA enfermedades. Lo mismito que defendía el ultracatólico Jaume Vives, el portavoz de Tabarnia, en un artículo que compartió en su propio twitter.
Explicó Elósegui en una entrevista en la que promocionaba un libro que: «Para muchos, el sexo biológico y el género, es decir los roles sociales, no están relacionados, de manera que podríamos construir nuestra identidad sexual al margen o de espaldas a nuestro sexo biológico. En el libro vemos cómo esa construcción de la identidad sexual al margen del sexo biológico es factible debido a la libertad humana y a que los seres humanos no estamos determinados por la biología.»
Sí, está diciendo que una persona trans lo es porque quiere. Pero espérate, que continúa: «Pero el que lo podamos hacer (siempre dentro de unos márgenes, ya que no podemos cambiar nuestro ADN masculino o femenino), no quiere decir que el saldo sea positivo, sino que afectará a la construcción de la personalidad. De manera que el resultado no es indiferente.»
Sí, está diciendo que las personas trans acabarán «enfermas». Y no solo las trans. Una persona homosexual también, porque es que ya te vale a ti empeñarte en ir en contra de tu biología, maricón campeón. Y lo explica mejor aquí: «Quienes construyan y realicen su comportamiento sexual de acuerdo a su sexo biológico desarrollarán una conducta equilibrada y sana, y quienes se empeñen en ir contra su biología desarrollarán distintas patologías. Eso está claro.»
Pues no, María. Lo que sí está claro es que a ver cómo va una persona LGTB+ a pedir amparo al TEDH teniéndote a ti como catedrática.
No contenta con esas tonterías, el 26 de mayo de 2014 publicó un artículo en el diario El Comercio de perú en el que dudaba de que las cirugías pagadas con dinero público fueran la mejor opción para una persona transexual porque ella cree que «las terapias psicológico-psiquiátricas» eran mucho más útiles. Porque lo dicen «numerosas revistas científicas«.
En sus textos (muy extensos y muy variados) Elósegui también carga contra la ideología de género. Y por supuesto contra el matrimonio homosexual. Porque para María el problema es que la «ideología liberal» ha forzado a que el derecho civil equipare jurídicamente las relaciones heterosexuales y las homosexuales, algo que no debería haber ocurrido porque al derecho civil «le interesa los efectos patrimoniales y los derechos sucesorios patrimoniales. De ahí que regule las relaciones sexuales de las que se puede derivar descendencia. Lo demás simplemente no le interesa porque no tiene efectos públicos.» Es decir: que como el esperma, cuando entra con el ano, se encuentra con caca y eso no es interesante para la sociedad en ningún aspecto los maricones no pueden tener hijos y por eso no hay que regular nada.
Y a las parejas heterosexuales que no pueden tener hijos tampoco habría que regularles nada. Pero claro, de eso no dice nada.
Lo que si dijo en su libro El rostro de la violencia. Más allá del dolor de las mujeres, publicado en 2002, es que los maricones a pesar de que necesitamos mucho amor tenemos una naturaleza «compulsiva» que nos lleva a follar mucho. Y así lo demuestran muchos estudios (que, obviamente, no citó en ningún momento). Todo eso para justificar que en una pareja heterosexual lo más importante es ser fiel.
Y no usar el condón. Porque según dijo en 1999, «El preservativo tampoco protege de los abusos sexuales en sí; más bien, puede fomentarlos en el violador, que pone medios para evitar un embarazo en la víctima.»
Volviendo a los homosexuales, para Elósegui tenemos la culpa del desastre de sociedad en la que vivimos porque hemos implantado la promiscuidad como estilo de vida y eso lleva «no solo a un aumento de las enfermedades de transmisión sexual, sino también a la aparición o el aumento de patologías piscosexuales y lo que se dio en llamar la ‘patología familiar’ en una sociedad como la americana donde demasiados niños duermen esta noche sin un padre en casa.»
Asegura, además, que «el consumo de pornografía y la promiscuidad son síntomas de retrato psicosexual que requieren un diagnóstico.»
Y como no podía ser de otra manera Elósegui también carga contra el aborto (y, por ende, contra el feminismo), asegurando por un lado que no es cierto que el aborto ilegal implique más mortalidad en las mujeres y que la culpa de que las mujeres quieran abortar es de… homosexuales y feministas porque para conseguir la absoluta igualdad entre hombre y mujer «no basta sólo con eliminar el privilegio masculino, sino que hace falta dominar los condicionamientos biológicos. Eso se lograría cuando la mujer tuviera el control abosluto de la reproducción, incluyendo el aborto a petición.»
Con Elósegui ya elegida por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa como nueva miembro del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, desde el PSOE se han desmarcado de la decisión (tanto del gobierno español por presentar su candidatura como del Consejo de Europa por elegirla) y han asegurado que «este tipo de personas, con estos pensamientos, no deben representar a España en las instituciones«. Además varias fuentes con las que han hablado desde Eldiario.es quieren aclarar que desde el PSOE «no hemos tenido nada que ver con el nombramiento de esta señora. Con su pan se lo coma. Ella es juez. No médico. Y no puede contradecir las resoluciones de la OMS.»