Un niño de 11 años de Cartagena es víctima de una agresión homófoba en su instituto por parte de otro chaval de su misma edad.
Mientras a la extrema derecha y a los cristofrikis (que vienen a ser los mismos, también te lo digo) se les llena la boca de hablar de la «libertad» de los padres para educar a sus hijos según les parezca a ellos (es decir, en el odio y los valores más retrógrados posibles), y mientras las televisiones les invitan para que viertan sus mierdas sobre la homosexualidad o la educación en la diversidad como si no pasara nada.. Pues pasan cosas como ésta.
Un niño de 11 años, que ya llevaba tiempo siendo víctima del acoso homófobo de otro niño de su edad en un instituto de Cartagena, ha tenido que ser hospitalizado y operado de una fractura en el tabique nasal después de ser brutalmente apaleado por el bully en la misma puerta del centro.
«Estaba en un grupo, el otro crío estaba detrás de él, lo cogió del bolso por detrás y de una vez le pegó un puñetazo«, explica la hermana de la víctima a 7TV, «Por el mismo golpe mi hermano quedó inconsciente«. El agresor continuó atacando al joven y no se detuvo hasta que una madre se acercó a ver qué pasaba.
La víctima ya había denunciado a la dirección del centro educativo que llevaba tiempo recibiendo insultos homófobos por parte del chaval que ha terminado partiéndole la cara, lo que demuestra lo bien que funcionan los protocolos anti-bullying en este país.
El centro ha expulsado al agresor durante 15 días y la madre de otro alumno ha comenzado una campaña de recogida de firmas para que la expulsión sea definitiva. Que yo, personalmente (y que conste que aquí no pinto nada) no creo que sea la mejor solución. Y si no podemos hacer más porque el chaval es menor, que sean sus progenitores los que asuman la responsabilidad. Si «son vuestros hijos«, apechugad con sus acciones.
En la fuente original de la noticia puedes ver un vídeo con declaraciones del entorno, que no puedo incrustar aquí porque por lo visto mi WordPress y las webs murcianas se han trasladado a 1997. Pero estaría bien que alguien empezara a hablar menos del «derecho» de los padres homófobos a educar a sus hijos en el odio y más de los derechos de los padres de los demás a no tener que ver cómo a tu hijo le parten la cara en el colegio porque creen que es maricón.
Que, algo me dice son bastantes más.