Probablemente una de las peores cosas que tiene Internet es que cualquier «tío bueno» (lo pongo entre comillas porque es algo extremadamente subjetivo) puede convertirse en un fenómeno viral de la noche a la mañana sin querer y sin poderlo evitar. Le pasó al preso más guapo del mundo, le pasó a Michael Hoffman (y su semen), le pasaba a nuestros antiguos #FollaOnFriday…
Pues al más puro estilo de los chicos guapos que buscábamos en Instagram hace tiempo (ahora nos da una pereza tremenda porque os lo tomásteis demasiado en serio, como siempre) a Miguel Pimentel, agente de la Policía de Nueva York, la fama le llegó a lo bestia hace unos días cuando sus selfies empezaron a circular por Facebook con más facilidad que un vídeo de un perro bailando, un gato llorando, un niño travesti filipino, un borracho (hecho por ordenador) cayéndose por unas escaleras, un texto de Paulo Coelho o cualquier mierda que publicaran los de la puta página del #CircoMega.
La historia en si misma de Pimentel nos interesa tanto como la vida y milagros de Leticia Sabater, así que no nos vamos a extender mucho. Tiene novia, las mujeres ahora se le acercan en la calle para intentar ligar con él y las chicas latinas dicen cosas marranas de él en español pensando que no les entiende pero sí les entiende. Por eso no vamos a decir nada malo de él, no sea que encuentre esta web, nos persiga y nos pegue con esos enormes brazos y esos pétreos pectorales o nos aplaste contra sus abdominales mientras aprisiona nuestros cuerpos entre sus turgentes muslPOR EL AMOR DE DIOS, INSULTÉMOSLE Y QUE VENGA YA.
La cuestión es que aunque reconozco que Pimentel en algunas fotos sale muy guapo, a mí tanto músculo me agobia. No podría estar con un hombre al que no sé por dónde agarrar, sin contar que entre mi adicción al vodka y la suya al clembuterol (aclaro, esto me lo invento en plan coña, que a lo mejor lo del chico es todo natural, nada artificial) nuestra casa sería un vertedero tóxico y nuestras cuentas corrientes… Los Monegros.
El caso es que a Miguel Pimentel le acaban de ofrecer una pasta por aparecer en la revista Playgirl. El portavoz de la revista, Daniel Nardicio (buen apellido para trabajar en la Playgirl) ha dicho que Pimentel ha «mostrado interés en reunirnos y hablar sobre ello«. La revista está dispuesta a pagarle al policía un año de su sueldo a cambio de las fotos de temática policial. Pero, eso sí: Pimentel ha de enseñar la porra. «Ha de ser un frontal completo masculino. Nuestro público son los hombres gays y las mujeres heterosexuales y él atrae a ambos: es muy masculino y muy de Nueva York«.
Mientras esperamos a que Pimentel acepte la oferta o a que su novia se enfade con él por vete-tú-a-saber-qué y filtre fotos y vídeos comprometidos del agente, aquí tenéis sus fotos para que hagáis con ellas lo que os dé la gana (que, presumiblemente, sea insultarnos en los comentarios y en twitter por poner siempre fotos de tíos súper musculados y sin pelo porque perpetuamos el esterotipo de la musculoca con lo bonito que es un cuerpo peludo y naturabla, bla, bla, bla, bla. Pesadas.)
Fuente | New York Daily News