Seguramente te habrás enterado de que el pasado fin de semana el sindicato de policías Jusapol organizó en Barcelona una manifestación (la segunda en muy poquito tiempo) para exigir la equiparación de sus derechos laborales con los del resto de cuerpos de seguridad del estado español. Seguramente te habrás enterado de que tras esa manifestación hubo una agresión en el metro de Barcelona.
Alguien tiró a un nazi por las escaleras.
Los medios de comunicación generalistas (y políticos de derechas) corrieron a publicar la noticia asegurando que a un señor de bien había sido agredido por uno de los violentos comandos separatistas de Quim Torra por llevar una gorra con la bandera de España.
Mi rotunda condena a esta nueva agresión separatista, esta vez a un hombre por llevar una gorra con la bandera de España. Ojalá se recupere lo antes posible y caiga sobre sus agresores el peso de la ley. Así están las cosas en la Cataluña de Torra. https://t.co/7bVkR0KyQQ
— Albert Rivera (@Albert_Rivera) November 10, 2018
Lo que no explicaban esos medios (que usaban sin parar esa foto nada preparada en la que el agredido enseña su gorrita con la bandera) era que ese señor llevaba también una camiseta de un grupo de música neonazi en la que aparece una esvástica hecha con alambre de espino:
Y una camiseta nazi. Que se os olvida siempre @elmundoes pic.twitter.com/TQIBfpzXJF
— Gabriel Rufián (@gabrielrufian) November 10, 2018
Para que te hagas una idea del nivel de esta chusma, Arjuna es un grupo de rac neonazi en cuyas canciones suelen pedir que se gasee a los homosexuales y que se extermine a los negros.
Pero Albert Rivera dice que le han pegado por llevar una bandera de España.
porqué escondes información? éste tipejo lleva un camiseta de un grupo neonazi… pic.twitter.com/NxJb4wfoLj
— enricberga (@enrikberga) November 10, 2018
En Youtube es relativamente sencillo encontrar esta canción. No hace falta que la escuches, pero si lo haces… pregúntate si en Alemania estaría permitido cantar con tanta alegría sobre el alzamiento de Hitler:
Los «medios» (es muy generoso considerarlos así) de ultra derecha como OKDiario (dirigido por Eduardo Inda, tertuliano habitual de esa televisión tan progre que es La Sexta y protagonista -aunque no os lo cuenten- de varios escándalos políticos en los que también estaba metido el comisario Villarejo) intentan blanquear al agredido dándole la oportunidad de explicar que él nunca ha ido a un concierto de Arjuna, que los escuchó una vez, que la agresión fue únicamente por llevar la bandera de España y que aquí los nazis totalitarios son los que le han tirado por la escalera y no él. «Ellos queman banderas y fotos del Rey y yo no puedo llevar una camiseta«, dice. Y Eduardo Inda aplaude, porque ese ejercicio de demagogia barata le va a ir de perlas para cabrear a Antonio Maestre en La Sexta Noche.
A pesar de todo eso, al agredido (que según OKDiario también tiene cáncer y una discapacidad, como si tener cáncer o una discapacidad implicara ser buena gente) le dio tiempo a darle la vuelta a su camiseta cuando salió del metro para ser atendido por los servicios de emergencia. Algo que ocurrió después de subir a Twitter la foto con la gorra (foto que las propias cuentas de Jusapol fueron borrando al darse cuenta de que se veía la serigrafía neonazi):
Lo de ponerse una camiseta negra encima de la camiseta con simbología neonazi ha sido el mejor truco de magia de hoy. pic.twitter.com/eIY48laYrb
— Bernat Castro 🦊 (@Bernat_Castro) November 10, 2018
No ha trascendido la identidad del agredido (ni falta que hace), pero en redes sociales son muchos los que se han percatado de que el neonazi se parece muchísimo al Policía Nacional que hace unos meses agredió al fotoperiodista catalán Jordi Borràs.
El agredido en la manifestación de #jusapol se parece al agresor del periodista Jordi Borràs.#Karma pic.twitter.com/qsU3gG0H6v
— SheilaLjungberg (@a3s131) November 10, 2018
Esa agresión, la del Policía Nacional a Jordi Borràs, está siendo juzgada ahora mismo. Y a pesar de que todos los testigos aseguran que el Policía agredió al periodista sin venir a cuento, Borràs también está imputado porque el Policía asegura que fue Borràs el que comenzó la agresión al grito de «Puta España«.
Y dicho todo esto te preguntarás: ¿Qué coño hace esta loca contándome todo esto en una web LGTB+?
Porque cariños míos, ha llegado la hora de que entendamos una cosa:
HAY QUE PATEAR A LOS NAZIS
Desde que la agresión en el metro de Barcelona llegó a los medios de comunicación han sido muchos los que han salido a defender al agredido. Los equidistantes llevaban tiempo aburridos y ahora han decidido que no se puede tolerar que la gente pegue a otra gente en la calle, por mucho que lleven camisetas neonazis. Pero hay una cosa que los equidistantes no te van a decir, y es que las patadas en la cara son la única manera de luchar contra los nazis.
Para evitar lo que le ha pasado a los medios generalistas (que llevan tanto tiempo llamando nazis a tanta gente que ahora ya no pueden llamar nazis a los nazis de verdad) voy a aclararte que el «fascismo» tiene varias definiciones pero básicamente todo el mundo (con cerebros funcionales) está de acuerdo en que un fascista es aquél que trata de imponer sus ideas por medio de la violencia y la erradicación de las libertades de los colectivos que consideran sus «enemigos». Pero a mí me gusta mucho la definición que hizo Franklin D. Roosevelt sobre el fascismo:
La libertad de una democracia no está a salvo si la gente tolera el crecimiento del poder en manos privadas hasta el punto de que se convierte en algo más fuerte que el propio estado democrático. Eso, en esencia, es el fascismo – la propiedad del estado por parte de un individuo, de un grupo, o de cualquier otro que controle el poder privado.
Y te vuelvo a escuchar preguntar: ¿Qué coño pinta esto en una web LGTB+?
Pues mira. No sé si el agredido en el metro de Barcelona el otro día es policía o no. Entiendo que sí, porque estaba en una manifestación de policías junto a los policías. O, como mínimo, es simpatizante/amigo de esos policías. Tampoco sé si es el agresor de Jordi Borràs, lo que sí sabemos es que fue un policía el que le partió la nariz al fotógrafo porque al terminar (como se ve en la foto ahí arriba) enseñó la placa. No cuesta mucho imaginar qué decía mientras la enseñaba. ¿Por qué te estoy hablando de patear nazis, fascismo y poderes del estado? Porque explícame con qué cara voy a a la Policía Nacional a denunciar ser víctima de una agresión homófoba sabiendo que el policía que me tiene que ayudar y me tiene que proteger (que para eso le pago el sueldo) puede ser el que lleva camisetas con esvásticas o el que pega a periodistas al grito de «¡Viva Franco!».
Las mariconas✊✊✊✊ pic.twitter.com/j7u18KJdx3
— Antonio Baños (@antoniobanos_) November 11, 2018
Porque, al igual que ya pasó hace unos meses cuando Susanna Griso invitaba día sí y día también a Jaume Vives Vives a su programa, me provoca auténtico pavor pensar que con la excusa de las banderas se está dejando campar por España la ideología del odio que promueven esos despojos humanos. Porque es lo que son, despojos humanos. Yo entiendo que a ti, señor cis hetero de izquierdas, te puede parecer una falta de respeto. Pero no pienso perder el tiempo explicándote por qué no voy a tener ni una pizca de respeto o empatía hacia un hijo de puta que lleva camisetas de grupos que piden que me gaseen por ser homosexual.
Es de primero de ser humano.
De repente estamos todos rodeados de progres de buen corazón a los que le parece fatal la violencia, incluso aunque se ejerza para frenar más violencia. Les parece fatal que se agreda a alguien por llevar una camiseta neonazi con una esvástica, pero es que también les parece fatal que en Madrid haya (a grosso modo) unas 300 agresiones LGTBfóbicas al año. Porque para el equidistante tan malo es gasear a un judío por ser judío como patear a un nazi por celebrar que se gaseen judíos. Si vivimos en la era en la que todas las opiniones son respetables es porque la llegada de internet ha democratizado tanto el acceso a la información que los medios de comunicación (los que deben encargarse de contar la realidad a los ciudadanos tras pasarla por los filtros propios del periodismo) han tenido que pasar a vender opinión en lugar de hechos; y eso ha llevado a que el discurso de odio también se considere una opinión. A eso súmale un Código Penal que persigue la ofensa a la corona o a la religión (pero no protege a los grupos oprimidos como las personas LGTB+ o las personas racializadas)y tienes el caldo de cultivo perfecto para que en el cuerpo nacional de policía haya neonazis que van a manifestarse llevando esvásticas en su ropa y que nos parezca lo más normal del mundo.
Cada día me lamento más de que no me enseñaran en el colegio que al fascismo solo hay una forma de frenarlo: combatirlo. Tal vez porque se daba por hecho que no haría falta, o tal vez porque los que se encargaban de elegir qué me enseñaban eran los mismos que ahora blanquean a los neonazis. No voy a ponerme a debatir con un neonazi para intentar explicarle que está mal que cante canciones que abogan por exterminarme, porque si no ha sido capaz de darse cuenta de eso por si mismo no voy a conseguirlo yo. Vamos, que es que si eres tonto entonces más no puedes dar. Además, eso no es tarea mía: es tarea del Estado. Y si ese neonazi ha llegado a envalentonarse hasta el punto de pasearse por mi ciudad con una camiseta que ataca frontalmente mis derechos humanos es, justamente, porque el Estado no me está protegiendo como debería.
Y cuando el estado no te protege, te proteges tú. Cuando el Estado te mete en la cárcel por llevar más de tres prendas del género opuesto tú no pides disculpas ni permiso, tiras una piedra y comienzas unos disturbios. Cuando el Estado aprueba una ley por la que tú no puedes sentarte en el mismo asiento que una persona con un color de piel diferente al tuyo, te sientas y te rebelas. Y si hace falta le partes la cara al hijo de puta racista de turno. Cuando el Estado permite que exista una Fundación Francisco Franco, cuando el Estado no forma a los cuerpos de seguridad en el respeto y el reconocimiento a la diversidad, cuando el Estado no le retira la Utilidad Pública a organizaciones ultras como Hazte Oír, cuando el Estado no aprueba las leyes que necesitamos para vivir en igualdad, cuando el Estado persigue más a una drag queen vestida de virgen que a un neonazi abriéndome la cabeza, cuando el Estado no implementa los controles necesarios para evitar que los fascistas neonazis se conviertan en policías…
Yo pateo al nazi.
Sé lo que me vas a decir, equidistante querido. Que estamos en una democracia y que eso implica respetar a los que piensan diferente porque si no estaríamos en mi dictadura. Dejando a un lado que mi dictadura sería la hostia (sobre todo para mí, obviamente), déjame que te recuerde algo: el respeto a mis derechos humanos pasa muy por encima del respeto a lo que tú llamas opiniones pero que en realidad son ideología del odio. Y eso es lo que promueve la Fundación Francisco Franco, lo que promueve Hazte Oír, lo que promueven los policías neonazis (los de verdad, los que llevan esvásticas), lo que promueven los abogados que llevan a la drag queen a juicio, lo que promueven los fiscales que hacen la vista gorda cuando les interesa defender la Unidad de España y lo que promueven panfleteros como Pedro Piqueras o Susanna Griso.
Los putos nazis se pasean con total tranquilidad por nuestras calles, pero no porque nadie haya despertado a ningún fantasma porque ese fantasma no se había dormido. Se pasean con total tranquilidad porque saben que no hay una ley que penalice la apología del franquismo. Porque saben que ningún rapero neonazi ha ido a juicio por cantar que quería matar a los maricones pero sí van a juicio los que cantan «los Borbones a los Tiburones». Porque saben que hay partidos políticos que blanquearán sus acciones, como cuando Mariano Rajoy llamaba a las víctimas del independentismo en Balsarenys y se olvidaba de que esas «víctimas» eran una pareja neonazi que había sido condenada por actos violentos. Porque saben que hay medios que retorcerán el lenguaje todo lo posible para no llamarles nazis, porque hace unos meses esos mismos nazis se manifestaban con los grandes partidos del Estado y a ver cómo explicas ahora que los nazis son los independentistas.
Se pasean con total tranquilidad porque los que tienen que protegerme a mí del fascismo son sus compañeros de trabajo.
Así que a riesgo de que venga Rivera, Arrimadas, Abascal o la Fiscal de turno a acusarme de perpetrar una violenta rebelión, quiero volver a repetir esto:
PATEA AL NAZI
Porque a la hora de la verdad al Nazi le importará muy poco la bandera que lleves en tu gorra: si se le da la oportunidad, te dará caza a ti. Por maricón. Por rojo. Por negro. Por mujer. Por lesbiana. Por trans. Por catalán. Por andaluz. Por musulmán. Por judío. Por lo que sea.