La mitad de la programación del ciclo de Microteatro Barcelona está formada por obras LGTB+
Hola amigas. qué ilusión. Me estreno en esta web fantasía y no, yo no vengo a señalar a los que blanquean el fascismo, a insultar a señorones o enemistarme con maricas poderosas. Yo vengo a hablar de teatro, musicales, estrenos y otras cosas cultas que pasen en Barcelona.

Siendo sinceros, hay muchas otras publicaciones súper dignas que se dedican a analizar, valorar, destripar, alabar y juzgar con gran acierto la cartelera de esta ciudad. Así que yo aquí voy a hablar de lo que sé: maricones y teatro. Maricones, bolleras, trans, gente queer y otros amiguis del rainbow.
Que otra cosa no, pero en esto de la farándula justamente somos mayoría. Aunque a veces no lo parezca.

Hoy vengo a hablaros de Microteatro. A veces me da por pensar que a estas alturas nadie se sorprende con esto del «microteatro». Pero no, resulta que sigue siendo un formato que mucha gente aún no ha descubierto. Así que os haré un resumen rapidito.
El concepto microteatro define “obras cortas (15-20 minutos) representadas en espacios pequeños a menudo no teatrales para un público muy reducido”. Esto aterrizó en Madrid allá por 2009 y desde entonces la marca Microteatro lo peta allí muy fuerte porque une las dos cosas que más gustan en la capi: postureo cultural y cañas. La franquicia se ha extendido a muchas ciudades del mundo (Málaga, Miami, Buenos Aires, Lima,…). En Barcelona nos cuesta un poquito más porque no tenemos la sana tradición de sociabilizar día sí y día también. Y este atractivo de “una cañita, una obrita, una cañita, una obrita” se diluye un poco. Aún así “Microteatre Barcelona” (C/ Bailén, 194) lleva ya unos años en funcionamiento y mueve a un considerable público con sus diversos ciclos y propuestas.
Muy bien. Pero hemos quedado que yo iba a hablar de mariconeces. Here I go.

Hacía un tiempo que no ponía excesiva atención a las propuestas de Microteatre Barcelona y me he llevado una grata sorpresa al meterme de cabeza en el ciclo de ocho obras programadas en marzo (titulado «Por desgracia«) y comprobar que la mitad son LGTB+. Pero LGTB+ de verdad. Obras con personajes LGTB+, con tramas LGTB+. No pasan de refilón. Se meten de lleno.
LOS CHICOS BOREALES

Los chicos boreales abre una ventana a un momento concreto de la relación entre Javi y Marc. Una noche, una situación, una conversación intensa. Bronca, gritos, llantos, abrazos, confesiones y otros elementos tradicionales de un buen drama. Los dos actores, Genís Lama y Jorge Velasco, están realmente sublimes. No es nada sencillo dar verdad a un texto tan intenso con el público a escasos palmos (y además pensad que la obra se repite en bucle -unos cinco pases por noche-), de manera que tienes que revisitar el drama una y otra y otra vez sin apenas descanso. Tiene mucho mérito y merecen todos los elogios, al igual que su director y autor Xavier Miralles, que claramente le tiene la medida muy bien tomada a esto del microteatro.
Pero lo más destacable es que la historia que narra Los chicos boreales es una historia muy cotidiana, muy natural y muy marica. Sin arrastrar estereotipos de ningún tipo, interpela directamente a la forma en que nos relacionamos los hombres homosexuales. Pero la obra no va de eso. ¿Me explico? ¿Me oyen, me escuchan, me sienten? Es una obra súper marica sin ser una obra marica. Simplemente narra la historia de señores que, uoh, son maricas. Pim pam. Qué fácil.
UN QUART DE SEGLE

Un quart de segle juega con el formato de la sala y hace al público parte activa de la situación que se vive. Una comida familiar donde tú también estás sentado como un comensal más. Voy a ser breve y conciso porque lo que quiero destacar es que es un drama familiar “estándar” (familiares muertos, hermanos traumatizados, celos y esas cosas), pero con una pareja lésbica en el centro.
¿Y sabéis qué? EL DRAMA NO ES QUE SEAN LESBIANAS

Simplemente da la casualidad de que la gente que tiene ese drama es homosexual. Qué fuerte. Ahora resultará que ¡tenemos más dramas aparte de ser desviados!
Doble aplauso para esta obra que no solo es naturalmente LGTB+ si no que lo hace con mujeres. Y es que (seamos realistas) el mariquita de la farándula está muy integrado en el imaginario popular. Pero las lesbianas, las personas trans, no-binarias… Pues no.
PIEDRA, PAPEL O TIJERA

Un bollodrama.
En letras grandes. De neón. Siguiendo la línea de Los Chicos Boreales, esta obra nos ilustra un momento de la relación entre dos mujeres. No voy a contar mucho más porque si empiezo os destripo la obra (15 minutos, remember) pero aquí nos encontramos otra vez con una situación muy honesta, muy natural y muy lesbiana. También con un texto y una dirección de Iván Bilbao muy acertadas y muy ajustadas al concepto de microteatro. Y unas intérpretes que consiguen engancharnos con su verdad desde el primer momento. De esas situaciones que duele ver, pero a la vez acunan. Bravo por ellas.
¡AY, QUÉ DRAMA MARICÓN!

Que no todo puede ser drama, de verdad. Y lo que nos gusta a nosotros un brillo, un tacón, un musical. Pues todo esto y mucho más nos da Román Amigó con su micro versión marica musical de La Cenicienta. No es el primer microteatro de Amigó, cuyas anteriores piezas han rodado por todos los microteatros de la península: «Adán y Eva», «¿Si tu amigo se tira por un barranco tú también lo harías?» o «Eurodrama» -que se estrena próximamente en Madrid-.
En ésta (avisados estáis) sí que hay estereotipos, chistes de RuPaul y chicos con poca ropa. Todo aderezado con la música de Àlex Marteen (autor de la banda sonora de Grinder El Musical, que cerró su larga andadura nacional a principios de año), que es también uno de los actores junto al todoterreno Josep Gàmez. Juntos hilan una pieza alocada, divertida y muy precisa para el formato. Muy adecuada para cerrar una noche de micro dramas.
Las otras cuatro obras del mismo ciclo de Microteatre Barcelona también tienen su interés. Por ejemplo, en La Gàbia debes compartir el reducido espacio con siete actores y muchos muebles para experimentar así un futuro distópico superpoblado. O Pongo, que está de actualidad por la globalización del fenómeno Marie Kondo. Pero o hablan de heteros o no las he visto, así que…

Y quiero terminar con dos pequeñas reflexiones.
No puedo evitar plantearme el porqué de esta diversidad en MicroTeatro cuando en las grandes producciones todavía cuesta ver con naturalidad personajes menos normativos (cada vez hay más excepciones gracias al rico tejido teatral de nuestra ciudad, pero son eso, excepciones). Y a priori solo llego a una conclusión: Money.
Las piezas de microteatro son producciones muy pequeñas que no requieren de mucha inversión económica y que pueden asumir un riesgo mayor. Es un muy buen espacio para probar ideas, investigar formatos, etc. De hecho, eso justo de lo que trata un poco el formato. Pero si tenemos claro que las personas LGTB+ existimos y creamos, ¿por qué no llegamos a los grandes teatros? Pues porque el empresario aún no confía en que una historia de maricas que no tenga a Àngel LLàcer montada vaya a darle dinero. Es en pequeños espacios como Microteatro y otras salas del circuito alternativo donde realmente se pueden contar historias cotidianas, llanas, sinceras protagonizadas por personajes LGBT.
La otra cosa que me pregunto es ¿por qué no he escrito este artículo un par de semanitas antes? Así tendríais todo el mes para vivir en vuestras carnes todo este ciclo de Microteatro. Y las artistas encantadas con la promo gratis. (Sí, reconozco que me llevé un chasco al comprobar que en la redacción de esta web no hay sobres con billetes circulando).
Pero amigas, todas estas obras acaban el 31 de marzo. Así que os queda solo este fin de semana. Y ya podéis salir corriendo. Los horarios son algo complejos así que volad a la web de Microteatre Barcelona y montaos una tarde-noche de cañas y teatro.
Please.