Asistimos a un concierto que mezcla canciones de Bisbal y teoría Queer y feminista. Algo que solo alguien como Mariona Castillo es capaz de sacar adelante).
¡Buenos días, amigas!
Hoy les traigo la crónica de un evento bastante bizarro al que pudimos asistir el pasado lunes 1 de abril en el teatro Condal de Barcelona. Se trata del concierto Bis a Bis protagonizado por la actriz Mariona Castillo en el que homenajeaba la música de David Bisbal… a la vez que la encaraba con la filosofía feminista y LGBTQ de la activista Brigitte Vasallo.

Bisbal, Vasallo, feminismo LGTB+… Vale, tal vez la situación requiera un poco de contexto.

¿Te parece que todo esto es un concepto demasiado random para un lunes? Pues tienes razón. Pero en el mundo del teatro musical son bastante habituales este tipo de eventos o conciertos en lunes. Porque es el único día en que no se trabaja en los teatros y por lo tanto el único día en que los actores pueden hacer conciertos. Ppresuponiendo, claro está, que el resto de la semana están ocupados trabajando en alguna producción teatral.

Normalmente son eventos temáticos tipo «Concierto homenaje a Albert Guinovart» o «Concierto de san Valentín» o «Lectura dramatizada de Cats con gatitos reales en el escenario«. También son habituales los conciertos unipersonales, como es este caso, en el que se invita a una persona destacada del mundo del musical a presentar un concierto «personal». Pero personal de verdad, no personal en plan éste es mi disco más personal hasta la fecha.
En estos eventos los artistas suelen cantar canciones (mayoritariamente de musicales) que les han marcado o que les permiten fardar de voz o que, simplemente, les gustan. El público suele estar compuesto a partes iguales por gente lokifan habitual de los musicales y compañeros del gremio (que aprovechan su día libre, porque TAMBIÉN están todos trabajando en muchas producciones de martes a domingo)

Entonces Mariona Castillo es una persona destacada del mundo del teatro musical, ¿no? Pues sí. Y mucho.
Mariona Castillo fue protagonista de Mamma Mia! en las primeras producciones del famoso musical en nuestras tierras, así como de Cop e Rock o Què entre otros. Ha aparecido también en series icónicas de TV3 como Temps de Silenci y ha protagonizado uno de los espectáculos más revolucionarios de la cartelera catalana: Limbo, una obra que trata sobre el proceso de transición de un chico transexual (con música de Clara Peya). Así pues se ha ganado cierta fama de actriz transgresora, feminista, y ciertamente alternativa dentro de este mundo tan estanco que es el del teatro musical.
¿Y la Vasallo? Según la Wikipedia, Brigitte Vasallo es «una escritora, profesora y activista antirracista, feminista y LGBTI española, conocida especialmente por su crítica de la islamofobia de género, la denuncia del purplewashing y el homonacionalismo, así como por su defensa del poliamor en las relaciones afectivas.» Toma ya. Acaba de publicar un libro titulado Pensamiento monógamo, Terror poliamoroso.
¿Y Bisbal? A la mitad masculina del gran shipeo de la historia pop reciente de España no hace falta que os lo presente ¿verdad?

¿Y qué pintan las canciones de David Bisbal mezcladas con las ideas de Brigitte Vasallo? Pues eso es cosa de la propia Mariona Castillo. Hace unos meses, durante otro concierto personal de menor tamaño, Mariona salió del armario: es fan locatis total y absoluta de David Bisbal. Como la sorpresa -y el horror- que generó en el gremio no fue suficiente, Mariona anunció que su GRAN concierto en la sala grande del recién inaugurado Onyric Musical sería una lucha de titanes que enfrentaría al amor romántico de Bisbal con la filosofía queer de Brigitte Vasallo.

La mezcla (evidentemente) llevó a una noche MUY bizarra que mezcló versiones exquisitas de canciones de Bisbal con reflexiones personales y fragmentos del último libro de la Vasallo.
Y, para sorpresa -y estupor- del gremio, funcionó a la perfección.
¿Y cómo puede una hacer un concierto que funcione a la vez como homenaje y crítica y la gente no se vuelva loca? Pues, a mi entender, gracias a tres factores. El primero (y nada menor) es la factura técnica del show. Las versiones fueron exquisitamente seleccionadas, arreglas e interpretadas por Castillo en compañía de (ronda de aplausos, please) Marc Sambola (guitarra), Dídak Fernández (percusión) y Nerea Pozo y Nacho Melús (coro). A eso hay que sumarle un diseño de iluminación y escenografía realmente delicado y cuidado; lo que ofreció a la noche una pátina de calidad y buen gusto incuestionables.
Y gran parte de la calidad y buen gusto se hacía evidente en el cariño y la pasión que Mariona demostró por las canciones que interpretaba. En ningún momento pretendió esconder (de hecho empezó así la velada) que la artista adora a David Bisbal en todos sus aspectos. Y que es fan de carpeta. De las de llorar y gritar.

Castillo encadenó una selección de temas más o menos conocidos de David Bisbal; desde hits evidentes como Silencio, Lloraré las penas, Dígale o Escondidos hasta canciones menos conocidas de toda su discografía. El resultado fue una selección inteligente y muy efectiva, que evitaba las vacías canciones del verano.

¿Y cómo consigue que encajen las canciones de Bisbal y las teorías de Vasallo? Pues con una gran honestidad. La gran honestidad de Mariona al aceptar su propia contradicción, su vivencia entre esos dos amores: el tradicional (y posiblemente tóxico) y las nuevas mentalidades y deconstrucciones en las que empieza a transitar tras un largo proceso de autoconocimiento y reflexión. Esa honestidad es la que le permite parar una canción a la mitad para remarcar, por ejemplo, que «así no» (refiriéndose a letras con un evidente tinte machista) para luego gritar de emoción cuando el mismísimo David Bisbal apareció en una gran pantalla para agradecerle el homenaje (poniendo la guinda de surrealismo a la noche).

Y es por todo eso que os dio yo que que necesitamos a Mariona Castillo. Necesitamos más Marionas Castillo. Porque necesitamos a gente que asuma la responsabilidad que comporta subirse a un escenario y pueda (en un ejercicio admirable de exposición) asumir sus propias contradicciones, evidenciar sus propios procesos (y los momentos difíciles que éstos implican) y sí: hablarle a un público poco acostumbrado en términos que no le son habituales pero son los que poco a poco vamos asumiendo como válidos. Salirse de la norma y hablar ante cientos de personas de su relación con las parejas de sus parejas o de los progresos con su terapeuta. Y encima cantarles David Bisbal. No me atrevo a afirmar cuál de las dos cosas pudo provocar más pavor entre cierto sector del público.
Así que gracias Mariona por subirte a un escenario así y poner sobre el escenario las palabras y las ideas y las realidades que se alejan de esa norma tan dañina y tan impuesta.
Muchas gracias y mucha suerte en tu camino de deconstrucción y liberación.
