Jurassic World, cuarto título de la famosa franquicia cinematográfica de dinosaurios que inaugurara en 1993 Steven Spielberg con Parque Jurásico (aquella década en la que se ligaba por teletexto, IRC, en parques e incluso a través de apartados de Correos) se presenta como una peli a medio camino entre el “reboot” y el homenaje a todos y cada uno de los convencionalismos del subgénero de aventuras con criaturas prehistóricas para ser degustado masivamente tanto por las nuevas generaciones como por los yonquis de la nostalgia cinéfila. Y por los maricones, claro.
Esta nueva entrega jurásica da como resultado una sucesión de momentos supuestamente climáticos, rebosantes de acción y magníficos efectos visuales, que carecen del grado exacto de tensión y divertimento (buena metáfora para el folleteo con popper, por cierto) que convirtió al primer título de la saga en todo un clásico y referente incuestionable de la década de los noventa (nueva acotación histórica: llevar un móvil de aquella generación en el bolsillo delantero de los jeans resultaba tan obsceno como provocador).
Recreación: Tú avanzando en el cuarto oscuro
Es probable que los niños que se asomen por vez primera al universo prehistórico que ofrece Jurassic World lo gocen en plan “fast food” y poco más, como cuando tú entras tres minutos en los baños de la FNAC a que te limpien el sable. Para quienes contamos con una cierta edad y vivimos en su día el fenómeno de los dinosaurios nos entretendremos con muchos de los referentes y homenajes a títulos anteriores echando de menos la posibilidad de step back in time volver atrás y revivir las sensaciones que nos proporcionó aquel blockbuster. Pasa como con las vergas, cualquier verga pasada fue mejor….
Pero, si hay algo nuevo que nos encanta en este Jurassic World es la confirmación de que el sexy Chris Pratt ha nacido para ser el Harrison Ford del siglo XXI. Hay un momento muy celebrado en la película que aúna el pensamiento lúbrico de muchos hacia Pratt: Cuando su personaje explica qué roles juegan los velociraptores que ha entrenado en grupo y termina diciendo que entre ellos: “Yo soy el alfa”. (¿Quién no anhelado escuchar tal afirmación en medio de una orgía para orientarse en medio de tanta perra sumisa?)
Vosotras abriendo la boca deseando que empiece el bukkake
Lejos de ser un icono de virilidad trasnochada ¿alguien ha dicho Bertín Osborne? el encantador truhán interestalar de Guardianes de la galaxia ha sabido combinar como pocos un carisma viril con auto parodia y humanidad (Un ideal a alcanzar por el que vale la pena no dejar de buscar al macho alfa perfecto entre el muestrario de rabos asimétricos y tetas cicladas del Grindr)
El despechugado Peter Quill de Pratt
Si Peter Quill es la reinterpretación de Han Solo en Guardianes de la Galaxia, no hay duda de que el Owen que encarna Pratt en Jurassic World es la de Indiana Jones. Y en uno y otro caso, la mezcla de carnalidad y socarronería que exuda el actor resulta tan excitante como irresistible. Y seguro que su sudor comparte las mismas virtudes.
Además, una vez revisada su jocosa participación en la serie cómica Parks and Recreation en donde se abandonó a la naturaleza mantecosa que todo yanqui lleva dentro nos encanta comprobar que en Chris Pratt convive esa naturaleza dual de cachas y sebo porque, independiente de cual le domine, es puro encanto.
Un sudoroso Chris Pratt en «Parks and Recreation»
Mundo Jurásico abre sus puertas… tú tus nalgas Y muy pronto será olvidado este remozado parque temático… pero entre el follaje de sus fotogramas tenemos a todo un macho alfa digno de los mejores y más húmedos ensueños de cine: Chris Pratt.