Sin duda, en la Iglesia Católica algo está pasando. No, no me refiero a que los curas abusen de menores; eso es el pan nuestro de cada día por mucho que lo quieran ocultar. Y es que los rumores de mariconeo son cada vez más insistentes. Y nosotros, como buenos fieles, si nos dicen que unos sacerdotes italianos están subiendo fotos a Internet como Jesucristo los trajo al mundo, pues nos lo creemos.
En este caso, no hablamos de Bel Ami los curas de la Iglesia Ortodoxa del este de Europa, que cada año nos deleitan con un calendario repleto de calentitas fotos con las que encontrar la inspiración divina. Resulta que en la diócesis de Albenga-Imperia, al norte de Italia, los sacerdotes se entretienen entre misa y misa colgando fotos desnudos en páginas gays y en Facebook. Y eso no lo pueden permitir ni Mark Zuckerberg ni El Papa Francisco.
¡Santa Virgen del Camino Angosto!
Una cosa es que El Papa opine sobre el matrimonio gay diciendo que él no es nadie para decir si está bien o no, y otra es que sus sacerdotes se despeloten en Internet. ¡Menos mal que Jesucristo no tiene Facebook ni acceso a Internet desde el Cielo! Así que Francisco ha dicho que nada de Cam4, ni Tumblr ni mariconadas públicas. De hecho, la Santa Sede confirma que se va a llevar una investigación en profundidad tras las repetidas quejas de los feligreses de la diócesis de Albenga-Imperia. Esperemos que lleguen hasta el FONDO del asunto.
Pero el escándalo no se queda aquí. Y es que los feligreses, en un acto de posesión divina, también han denunciado que los sacerdotes de la diócesis de Albenga-Imperia roban las botellas de vino sagrado, trabajan de camareros y (atención) se hacen tatuajes.
El Pájaro Espino, versión Kristen Bjorn.
¡Qué Dios nos pille confesados!