La nueva reforma de la Ley de Derechos Civiles sustituiría a la de Obama, la más inclusiva de la historia del país, y daría barra libre a la transfobia en centros de salud estadounidenses
Por si aguantar la turra tránsfoba de J.K. Rowling no era suficiente, a las personas transgénero y transexuales de este planeta se les abre otro frente en el que combatir: La administración de Donald Trump tiene lista su reforma del Título IX (de lo que ya te hemos hablado mucho en esta web) según la cual se dejaría de reconocer la identidad de género como motivo de discriminación.

Esta reforma liquidaría al instante cualquier tipo de protección de los pacientes trans contra actitudes discriminatorias por parte de médicos, centros de salud y compañías de seguros médicos.
Durante su mandato, la administración de Barack Obama modificó el Título IX de la Ley de Derechos Civiles para añadir el «género» al listado de posibles causas. Eso añadía amplias protecciones a las personas trans en la atención médica, y en general prohibía cualquier tipo de discriminación basada en raza, color, origen, sexo, identidad de género, edad o discapacidad en cualquier programa o actividad de salud que reciba fondos federales. No obstante, este paquete de protecciones no llegó a entrar totalmente en vigor: a un juez de Texas le pareció una idea cojonuda paralizar, a finales de 2016, el progreso de los derechos civiles en Estados Unidos.

La nueva reforma de Trump solo contempla una definición posible de género, es decir, la binaria o «biológica». Por lo que si eres una persona trans que necesita atención médica en Estados Unidos, se te trataría en función de tus genitales casi con total probabilidad. Si además necesitaras tratamiento relacionado con tu cambio de sexo, la regulación ampararía a las compañías de seguros y proveedores de servicios de salud a poder denegártelo.
El director de la Oficina por los Derechos Civiles en el Departamento de Salud, Roger Severino, comparaba esta medida con «hacer limpieza», dejando bien claro que su interés por defender los derechos civiles en Estados Unidos es el mismo que el mío por defender la tauromaquia.
Sin embargo, este enésimo guantazo de Trump al colectivo trans estadounidense (recordemos que ya les vetó del ejército) podría quedarse en un mero gesto simbólico. El Tribunal Supremo debería validarlo primero para que entrara en vigor, y las elecciones presidenciales están a la vuelta de la esquina. ¿Y qué mejor manera que tener contenta a tu electorado y al resto de la extrema derecha norteamericana que vilipendiar los derechos civiles de las minorías oprimidas?
