Comienza a debatirse el proyecto de ley de los conservadores islámicos que, entre otras barbaridades, obligaría a personas homosexuales y transgénero a someterse a un «exorcismo» para ser «rehabilitados»
Que la situación del colectivo LGTB+ en Indonesia lleva años siendo muy preocupante es algo que todos sabemos ya. Lo último que te contamos en esta web fue que el gobierno pretendía reformar el código penal para prohibir el sexo homosexual… prohibiendo también el sexo heterosexual. Y a pesar de la creciente ola de críticas internacionales, a Indonesia le entra por un puerto y le sale por el otro porque siguen en sus trece de convertir el país en un auténtico paraíso para los Santiagos Abascales del mundo.
¿Lo último? Obligar a las personas homosexuales y trans a someterse a una «terapia» que los «rehabilite«. O, como ellos que tan modernos son lo llaman:
UN EXORCISMO
Pues un exorcismo para que dejes de ser maricón, querida amiga ajada por la vida, viene a ser lo mismo que aún se hace en países tan atrasados social y económicamente como Estados Unidos o la España. Una terapia de conversión de las de toda la vida. Pero como en Indonesia hace ya tiempo que es tendencia el extremismo religioso pues en vez de hacértela una señora que dice que chupar penes te deprime te lo hace un religioso (si estás en España es un cura, si estás en Indonesia un imán).
En Indonesia no es ilegal ser homosexual salvo en la provincia de Aceh, un territorio autónomo que lleva ya tiempo persiguiendo al colectivo LGTB+. Pero el radicalismo en el país del mundo con más número de musulmanes se va extendiendo y el apoyo a la aplicación de la ley islámica es cada vez mayor en las encuestas. Como explica Andreas Harsono, investigador de la Human Rights Watch en el país, «la democratización del país, el asesinato de los comunistas hace unos años y la desaparición de algunas organizaciones que hacían de balanza al avance del islam han desaparecido«. Además la influencia de países como Arabia Saudí «que persiguen a la comunidad LGTBI» es cada vez más importante.
Este avance del radicalismo ha llevado a los conservadores islámicos a presentar hace unos meses un proyecto de ley llamado «Ley de Resiliencia Familiar» que tiene como objetivo que las familias sean «más fuertes y resilientes«. Una de las formas de conseguir eso, según esta panda de iluminados, es dejar claro que las tareas domésticas son obligación de la mujer.
Y otra de las formas de fortalecer a una familia es obligar a los miembros de la misma a denunciar a cualquier miembro de «orientación sexual desafiante» para que sea internado en un centro de rehabilitación. Donde se les someterá a un «exorcismo» y saldrán siendo igual de maricones, pero ahora torturados y con menos ganas de vivir.
«Se supone que la familia es el primer y más grande sistema de apoyo» explica Usman Hamid, director de Amnistía Internacional en Indonesia, «pero esto claramente contradice el espíritu de fortalecerla«. Porque nada une más a una familia que matar al primo maricón.
Hamid ha explicado a El País que, por ahora, no parece que el debate sobre la ley avance en el comité que se encarga de evaluarla, e incluso el portavoz adjunto de la Asamblea Consultiva del Pueblo ha solicitado su retirada. Entre otras cosas porque, si se aprueba, el país vulnerará sin miramientos un buen número de derechos humanos. Pero desde la Human Rights Watch creen que la ley saldrá adelante en 2021, puesto que se ha incluido en la lista de prioridades del Programa de Legislación Nacional.
Y es que, como explica Harsono de la HRW, en un país con más de 219 millones de musulmanes (un 84% de la población) las creencias tribales y chamanistas se han incorporado a la identidad cultural y por eso los exorcismos son «una práctica que está en aumento«; no solo para «rehabilitar» a personas LGTB+, sino que es habitual que se utilicen también en caso de enfermedad mental o para limpiar pueblos en los que han aparecido espíritus malvados.