Con 133 votos a favor el Parlamento húngaro pisotea los derechos de las personas trans e intersex de su país al imposibilitar la identidad de género en el registro civil
Pintan bastos para las personas LGTBI en Hungría, donde actualmente gobiernan los populares de János Áder junto la extrema derecha de Viktor Orbán, su primer ministro. Y, cómo no, quienes han recibido primero han sido las personas trans e intersexuales: dos de las letras más discriminadas e invisibilizadas del colectivo LGTBI.
Y es que el Parlamento húngaro votó ayer, con 133 votos a favor y 57 en contra, la tramitación de una verdadera aberración un proyecto de ley que, básicamente, deja de reconocer legalmente a las personas trans e intersexuales del país.

El Artículo 33, que es el que concretamente pisotea los derechos trans e intersex, imposibilitará a partir de ahora que cualquier persona que nazca o resida en Hungría pueda reflejar de forma legal su identidad de género en el Registro Civil. Y lo harán reemplazando el apartado de «sexo» por el de «sexo asignado al nacer«.

Este retroceso no solo afectará de forma directa a las personas trans e intersexuales húngaras, sino que abre la vía libre más ancha que os podáis imaginar a la transfobia y a la discriminación. En una encuesta publicada la semana pasada, el 76% de las personas trans del país cree que su gobierno está lejos de interesarle el combatir mínimamente la LGTBIfobia.
Lo que pasa en Hungría es muy triste, las personas trans van a quedarse sin el derecho a su identidad. El presidente János Áder está aprovechando la pandemia para firmar un proyecto de ley que prohibirá el reconocimiento legal. Prohibirnos no hace que dejemos de existir. #drop33 pic.twitter.com/piBmJ2rGiU
— nash (@olivernashbb) May 19, 2020
Hungría decide pasarse así por el Arco del Triunfo la doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que dejó claro que el reconocimiento legal de la identidad de género está contemplado dentro del derecho a la vida privada y familiar en el marco legal europeo (Artículo 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos). Pero como casi todo lo que acaba diciendo el TEDH, cualquier cosa que digan se quedará en declaraciones sin ningún tipo de repercusión, porque en esto se basa, por lo visto, este apasionante proyecto que llamamos Europa. Y si no, que le pregunten a Marlaska.

A las personas trans e intersex húngaras no les quedará más remedio que luchar por la derogación inmediata de ese Artículo 33, un artículo que nos enseña al resto una valiosa lección: ninguno de los derechos que hayamos podido conseguir como colectivo conseguido (como el Matrimonio Igualitario) está garantizado en ninguna parte. Y la lucha por conservarlos, en una sociedad heterosexista como en la que vivimos, debería ser proactiva y constante.