Cuando hace un tiempo en la redacción revisábamos el calendario de 2015 para ver qué eventos no podíamos perdernos y empezamos a programar nuestros blackouts nos dimos cuenta de algo que nos atormenta, nos preocupa y nos perturba: las elecciones municipales y autonómicas están muy cerca del Orgullo LGTB.
Así que, evidentemente, el Orgullo se va a convertir en arma arrojadiza durante las elecciones. Lo que no deja de ser divertidísimo, porque vamos a ver cómo partidos que hace un tiempo pisoteaban nuestro día ahora se van a colgar la medallita de defensores de Roma. Y sí, estoy hablando de ELLA.
En Estoybailando.com no somos muy de hablar de política, porque nos cuesta mucho esconder la pluma. La de escribir. Y como (creo) la mayoría de los redactores somos de izquierdas hay temas de los que preferimos no hablar para evitar que esto parezca un panfleto. Aunque cuando hay algo que decir, lo decimos. Como por ejemplo aquella vez que le echamos la bronca a Pedro Sánchez cuando el partido que legalizó el matrimonio igualitario y la adopción por parte de parejas homosexuales firmó un convenio de adopciones con Rusia cargado de homofobia.
Pero por más que intentemos no virar a la izquierda, nosotros no tenemos la culpa de que el partido que más nos hace hervir la sangre sea el Popular.
RECREACIÓN: Nosotros cada vez que oímos las palabras «Partido» y «Popular»
Otra cosa de lo que no somos muy fans en Estoybailando.com es de hacerle la pelota a alguien para conseguir algo. Si alguien quiere publi, que nos paguen. Y no lo disimulamos, que os ponemos bien claro cuando un artículo está patrocinado para no llevar a equívocos.
Equívocos como, por ejemplo, encontrarte a una web de referencia LGTB haciéndole la pelota a la alcaldable del Partido Popular en Madrid y pensar que estás leyendo el ABC.
RECREACIÓN: Tú al darte cuenta de lo que estás leyendo
Resulta que el otro día Esperanza Gracia Aguirre se reunió con los empresarios mariconciles madrileños para comerles la oreja explicarles sus posiciones con respecto al colectivo LGTB en Madrid. Bueno, con respecto al colectivo LGTB que mueve dinero en Madrid. Es importante hacer esa distinción porque aunque nosotros no estamos en contra en absoluto de que se haga dinero con fiestas/negocios/revistas/eventos gays (mandaría huevos, ¡es lo que hacemos!), es cierto (aunque escandaloso) que un alcaldable no va a dirigirse en los mismo términos a un empresario que a un estudiante de medicina que dedica el tiempo libre a luchar por la igualdad del colectivo LGTBQWERTY.
De esa reunión surgió un titular maravilloso. Un titular que debería hacernos saltar de alegría. Un titular que no nos gusta, NOS ENCANTA.
Y es que Esperanza Aguirre ha dicho que quiere que la manifestación del Orgullo de Madrid…
VUELVA A LA GRAN VÍA
¡POR FIN UN CHANGE.ORG NUESTRO SIRVE PARA ALGO!
Según ella lo que no quiere es tener que cortar la Castellana y ha prometido que pondrá todos los medios a su disposición para que podamos estar más cerca de Chueca, el lugar en el que nació la fiesta/reivindicación. No está muy lejos de lo que decía Cristina Cifuentes cuando saltó la polémica sobre el tema, que vino a echarle la culpa al Ayuntamiento dejando caer que medios para poder cortar la Gran Vía y que sea un entorno seguro hay. Otra cosa es querer ponerlos. Y Ana Botella no quería. ¡Ella no quería!
RECREACIÓN: Ana Botella al preguntarle por los medios.
Pero como te he dicho antes, este titular debería hacernos saltar de alegría. Debería. Porque, bien pensado, no lo hace.
No, no es que le hayamos cogido cariño al Paseo del Prado. No, no es que nos hayan convencido los de la FELGTB contándonos lo seguro, espacioso y fresco que es el nuevo recorrido para las familias LGTB. Es que si el Orgullo ha de volver a la Gran Vía no ha de ser porque una señora que quiere ser alcaldesa se lo prometa a los empresarios.
Y es ahí donde parece que algunos no han entendido lo que significa exactamente el 28 de Junio para el colectivo. Por qué a nuestro día se le llama Orgullo. Y qué es exactamente lo de sentirse orgulloso de ser marica, bollera, trans o lo que quieras ser. El motivo por el que el Orgullo merece celebrarse en la Gran Vía no es económico, ni cultural, ni siquiera es porque las fotos sean más chulas.
El motivo es, precisamente, de orgullo. Porque si la Gran Vía puede acoger celebraciones de la selección de fútbol o de coronación de un monarca, también puede con los maricas. Y no hay que pedirlo. No hay que negociarlo. Hay que reivindicarlo. Porque tenemos el mismo derecho que los demás ciudadanos a celebrar nuestro día en su emplazamiento natural; y tenemos el mismo derecho a que el Ayuntamiento de Madrid vele por nuestra seguridad. El Orgullo no es una cuestión de privilegios, es precisamente una cuestión de IGUALDAD de derechos.
Llevamos tres años oyendo la cantinela de los motivos por los que el Orgullo no se podía seguir celebrando en la Gran Vía y nunca nos han convencido. El motivo real estaba muy claro y ha quedado aún más claro ahora: que se podía (y se puede) celebrar, pero que el Ayuntamiento no ponía los medios. Así que era preferible decir que si es que el Paseo del Prado es más cómodo, que si es más ancho, que si es más largo… Que ya no sabíamos si estábamos hablando del recorrido de una manifestación o de un dildo.
Pero lo peor no es que los que tenían que hablar no hablaran o que nadie tuviera el valor de decir, claramente, que todo respondía a una maniobra del Ayuntamiento dirigido por Ana Botella con intenciones… Bueno, vete tú a saber con qué intenciones. Pero ahí estaban, los que montan una cosa y los que montan la otra, calladitos o siguiéndole el juego a un Ayuntamiento que se estaba riendo de ellos en su puñetera cara. Unos porque mejor no remover la mierda no sea que nos caiga otra multaca, y los otros porque ya nos iba bien ¿eh?
Lo peor es que, viene Esperanza Aguirre a confirmarnos que Ana Botella (de su mismo partido, el Popular) lleva 3 años tomándonos el pelo y ¿tenemos que alegrarnos? ¿Tenemos que agradecer a Espe que nos haga caso? ¿Que nos dé una palmadita en la espalda y nos apoye y nos diga tantas cosas bonitas?
Voy a ser aún más claro, para que se me entienda.
A mí no me sirve (y tampoco debería servirte a ti, Alfonso) que Esperanza Aguirre se siente con los que movéis el dinero para deciros lo que queréis oir a cambio de que vosotros digáis lo que ella quiere oír. No me sirve que hace un año le hicieras la pelota a Ana Botella en un editorial de tu revista, no sólo aceptando todas y cada una de sus condiciones sino dando por hecho que lo mejor para el Orgullo era abandonar las calles y meterse en el Calderón (pagando entrada en el evento que tú mismo organizabas); para ahora cruzar la acera y decir que no, que el Orgullo ha de volver a la Gran Vía porque lo ha dicho Esperanza Aguirre. (A la que ha quedado claro que en la Shangay queréis como alcaldesa de Madrid, vete tú a saber por qué.)
Que ya te he dicho antes que a mí lo de organizar fiestas y ganar dinero me parece maravilloso (de hecho nosotros fuimos al tuyo, aunque fue casi de milagro). Pero ¿en qué quedamos? ¿Debe el Orgullo celebrarse en la Gran Vía y en las calles de Chueca como dice Aguirre? ¿Debe el Orgullo morirse de una puta vez para que los vecinos del barrio puedan dormir y nosotros meternos en recintos privados para no molestar, como decía la Botella? ¡Me vas a volver loco!
RECREACIÓN: Yo intentando decidir qué hacer con el Orgullo
Y ojo, que no se trata de las opiniones personales de cada uno o de a quién vota quién en las elecciones. No se trata de escandalizarnos por ver cómo un miembro de AEGAL, el Interpride o lo que sea pide descaradamente el voto para una política de derechas, homófoba documentada -ella y su partido-, en su perfil personal. Que es algo que da pavor, sí. Porque ¿qué coño de Orgullo me vas a organizar si compartes ideología con un partido que está en las antípodas de lo que estás organizando?
¡MARICÓN!
Pero bueno, eso es problema tuyo. Ya te montaremos el pollo cuando utilices la institución a la que representas con fines electoralistas.
Al final de lo que se trata todo esto es de tener algo de Orgullo. Se trata de que no todo vale. Se trata de echarle un par de huevos, dejar los intereses económicos a un lado (¡por un día!) y sumar. Que yo pensaba que a los empresarios lo que les gustaba precisamente era eso, sumar. Pero no.
Que sí, que es muy bonito que Esperanza Aguirre diga que el Orgullo ha de volver a la Gran Vía. Pero sería más bonito si eso sólo fuera la punta de un iceberg que trae consigo más respeto al colectivo LGTB de la ciudad. Que ha hablado del Programa LGTB de la Comunidad de Madrid, ha prometido transparencia ante el acoso que dicen sufrir los empresarios en sus locales, ha condenado las agresiones homófobas… Pero ¿de verdad nos tenemos que creer que la candidata del mismo partido que la actual alcaldesa es tan diferente? ¿Ahora resulta que la Aguirre es del PSOE? ¿Nos hemos vuelto locos o qué?
¿Que el Orgullo volverá a la Gran Vía? Maravilloso. Pero no a costa de vender la moto de que Espe (la que dijo que el matrimonio gay no tiene por qué llamarse matrimonio, la que dijo que todo fue un intento de Zapatero de joder a los católicos, la que dijo que el recurso del PP ante el Constitucional le parecía mal pero por un problema de imagen) es la mejor alcaldable que los ciudadanos (LGTB o no) de Madrid pueden tener.
¿De qué nos sirve un Orgullo en la Gran Vía si luego nos parten la cara en Chueca por ser maricones?
Aunque mirad el lado bueno, al menos la Gran Vía estará «limpia» de mendigos.
Y es que ya lo decía hace un par de meses Ramón Martínez en este magnífico artículo en Cáscara Amarga:
«…aunque con la llegada de las elecciones es impensable que los partidos políticos demuestren su homofobia, bifobia y transfobia de forma evidente, es preciso mirar con lupa el pasado de cada quién, no vaya a suceder que formaciones como Ciudadanos, con su candidato Albert Rivera hace diez años dudando de que pudiéramos llamar «matrimonio» al matrimonio igualitario porque «genera tensiones», pero sacando una carroza con los logos de su partido en el Orgullo de 2014; o como el mismísimo Partido Popular del recurso de inconstitucionalidad nos consigan hacer beber hoy un agua mansa que, en realidad, sigue emponzoñada, como siempre lo estuvo, pero se ha disfrazado de la falsa tolerancia que sólo acepta la diferencia cuando se desarrolla dentro de unos marcados patrones de comportamiento, y no otros.«
