Hace unos meses las secciones de cultura de La Razón los principales periódicos hablaban de Para acabar con Eddy Bellegueule, una novela escrita por un joven francés de 21 años, el Eddy del título, que cuenta en primera persona su infancia y adolescencia en un entorno homófobo y cruel hasta límites insospechados. Y como en estoybailando.com, además de promover la cultura del brilli-brilli, también nos interesan los asuntos serios, nos pusimos manos a la obra cual obreros sexys luciendo mono de trabajo y en un encierro de tres días hemos leído este título para contaros qué nos ha parecido.
Primero, el spoiler. Nos ha gustado, y mucho. Desde el principio está claro que Eddy es un niño diferente, que no cumple los cánones que le habían marcado antes de nacer en el pueblo francés en el que después viviría hasta casi los veinte años. Se esperaba de él que arrasara al fútbol y con los futbolistas en los vestuarios, que ligara con chicas con las que a los dieciséis ya tuviera relaciones sexuales, que no acabara el colegio y que antes de ser incluso mayor de edad trabajara en la misma fábrica que su padre y que la mayor parte de sus vecinos hombres. Sin embargo, el destino quiso que Eddy fuera amanerado y torpe para los deportes, lo que le hizo el blanco de las bromas y crueldades de sus compañeros de colegio desde el primer día de clase.
En casa las cosas no iban a ser diferentes, y pronto su padre le tachó de vergüenza y nosotros a él de inhumano y demás palabros que no hace falta os diga porque quizás en algún momento de vuestras vidas vosotros mismos habréis escuchado deciros a vosotros o a alguien cerca. Édouard no se centra tan solo en lo que le pasa a Eddy, sino que a través de sus ojos nos muestra cuál es el mundo de mierda en el que vive y cómo es este. Un lugar en el que no hay escapatoria y la única opción para un homosexual como él solo queda la de negarse a sí mismo para mantenerse vivo o tener la ilusión de algún día escapar de allí.
Unas veces reproduciendo palabras textuales, otras recordando los hechos, dejando ver lo que pasaba y cómo se sentía: la incomprensión, el rechazo, la negación, el miedo, la esperanza, el deseo, la impotencia, la continua necesidad de fingir,… Todo pasa por esta novela que no solo es interesante por lo que cuenta, sino por cómo está escrita. De una manera sencilla, sin adornos ni una redacción pretenciosa. Los acontecimientos tal cual fueron, los recuerdos tal y como se quedaron en la mente de Eddy, ahora convertido en Édouard. «Para acabar con Eddy Bellegueule» no solo es una buena novela, es también un testimonio de que la homofobia es algo que acampa aún por muchas partes, mucho más cerca de lo que nos creemos. Algo frente a lo que no debemos bajar nunca la guardia y que debemos denunciar alto y claro siempre.
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