Los jueces del Tribunal Supremo de Estados Unidos Clarence Thomas y Samuel Alito aprovechan la desestimación de una demanda interpuesta por la única e incomparable Kim Davis para asegurar que ella es «víctima» de la ley que prohíbe discriminar
Si estás empezando a leer esta noticia y no sabes quién es Kim Davis, siento decirte que ahora mismo te estamos juzgando. Porque durante meses Kim Davis fue una de las musas de esta web. ¡Qué digo de esta web! ¡Del mundo entero!

Kim Davis es esa señora que se ha divorciado 3 veces y se ha casado 4 (la última con su primer ex-marido) y que dice que el matrimonio entre dos personas del mismo sexo no puede ser, que el matrimonio hay que respetarlo.
Kim Davis trabajaba de Secretaria del Condado y, con el matrimonio igualitario ya aprobado en EE.UU., se negó a firmar el documento que formalizaba un matrimonio entre dos hombres. Eso la llevó a la cárcel y a convertirse en diva de la ultraderecha evangélica americana, que la paseó por todo el país y todo el planeta (hasta se inventaron que se había reunido con el Papa de Roma) con la intención de promulgar la «libertad religiosa»… y recaudar una millonada para los cristofrikis, obvio.

Gran parte de ese dinero que recaudaron Davis y los evangélicos around the world sirvió para que desde la Foundation for Moral Law armaran un caso legal en apoyo de Davis con la intención de que el Supremo le diera la vuelta al histórico veredicto de Obergefell v. Hodges que legalizó de facto el matrimonio igualitario; devolviendo la potestad de decidir qué es un matrimonio a los estados para que lo definan como «la unión de por vida de un hombre y una mujer«.
Lo de «de por vida» que se lo digan a Kim Davis.

Como era previsible el pasado lunes 5 de octubre el Supremo estadounidense desestimó el caso, pero dos de los jueces que forman el Tribunal, Clarence Thomas y Samuel Alito (que ya se sabía que están en contra de los derechos LGTB+), firmaron una declaración en la que aunque reconocen que la demanda de Davis no tenía base jurídica, atacan el veredicto Obergefell y lo consideran un peligro.

Según los jueces, Kim Davis es una «Cristiana devota» con «sinceras creencias religiosas» y lamentan que «como resultado de la alteración de la constitución por parte de este tribunal, Davis se ha encontrado a si misma frente a una elección entre sus creencias religiosas y su trabajo.» Que podría ser peor, podría tener que elegir entre sus creencias religiosas o… EL AMOR!

No contentos con eso, añaden: «Davis puede haber sido una de las primeras víctimas del trato arrogante de este tribunal a la religión en su decisión sobre Obergefell, pero no será la última. Debido a Obergefell, aquellos con sinceras creencias religiosas respecto al matrimonio encontrarán cada vez más difícil participar en la sociedad sin entrar en conflicto con Obergefell y sus efectos en otras leyes anti-discriminación.«
Por si estás flipando: sí. Estos dos jueces del Supremo están diciendo que si su religión les dijera que han de matar a los negros, uno mataría al otro porque eh, son sus sinceras creencias religiosas.

Siendo seguramente conscientes de lo que están intentando justificar, los dos jueces explican que esos sentimientos religiosos ofendidos no lo habrían resultado tanto si, en vez de por una sentencia del Supremo, el matrimonio igualitario se hubiera aprobado con un debate y unos votitos en el Congreso. Porque todos sabemos que a los evangélicos les encanta debatir y, sobre todo, porque todos sabemos que no pasa nada si es una mayoría la que ha de decidir sobre los derechos de una minoría: «Una cosa sería si el reconocimiento del matrimonio homosexual se hubiera debatido y adoptado a través del proceso democrático, con la gente decidiendo no proveer protecciones estatutarias para la libertad religiosa bajo las leyes estatales. Pero es algo muy diferente si un juzgado fuerza esa elección sobre la sociedad a través de la creación de derechos constitucionales atextuales y su poco generosa interpretación de la cláusula de libre ejercicio, dejando a aquellos con objeciones religiosas en la estacada.«
Y varias chorradas más sobre cómo se supone que se vulneran los derechos de las personas con creencias religiosas cuando éstas no se imponen a los demás. Pero luego son los primeros que protestan cuando se reconoce un derecho que ni les afecta. La gata flora. Qué pesados.

Aunque esta declaración es más simbólica que otra cosa, varios grupos pro-libertades civiles en EE.UU. empiezan a estar preocupados de que los magistrados conservadores del supremo (reforzados por la administración Trump) comiencen a decidir sobre algunos casos muy importantes para los derechos LGTB+, como el de una agencia de adopciones de Filadelfia que se niega a atender a parejas homosexuales pero quiere seguir recibiendo fondos públicos.
Chase Strangio, de la ACLU, habló sobre esta declaración en Twitter y lo dejó claro: «Ya están ansiosos por derogar Obergefell, y eso que solo tiene cinco años. El descaro de la parte conservadora del tribunal es una amenaza incluso para las expectativas más básicas de protección legal. Lo que podemos esperar es una erosión continuada de las protecciones legales que hemos conseguido en el pasado siglo.«