Mira que llevábamos un día guay. Que estábamos contentos. Que las cervecitas en la playa nos habían sentado de maravilla…
Y entonces tiene que venir una petarda y jodértelo.
La petarda: la jefa de un trabajador de Zurich España que al descubrir que su empleado era gay le hizo la vida imposible hasta despedirlo. Lo cuenta en primera persona Alfonso, el afectado, en su petición de Change.org.
Según él, la relación laboral de dos años con la empresa iba de puta madre hasta que la jefa organizó una fiesta en su casa para empleados y sus parejas y a Alfonso se le ocurrió cometer la desfachatez de llevar a la suya. ¡Que era un tío! Y claro ¡dónde se ha visto que en pleno siglo XXI, en uno de los países que más aceptan la homosexualidad, un chico tenga novio!
¡A dónde vamos a ir a parar! ¡Esto con Franco no pasaba! (Debió pensar la jefa a la que le recordamos que con Franco no pasaba porque nos metían en la cárcel o nuestras familias nos obligaban a hacernos curas o directamente nos mataban).
Anyway, que me lío: tras la fatídica fiesta la jefa se dedicó a putear al pobre Alfonso durante seis meses y entonces le despidieron aduciendo que el proyecto en el que estaba trabajando ya había terminado. Pero el proyecto sigue en marcha, con sus antiguos compañeros trabajando en él y con nuevas incorporaciones a la plantilla.
A nosotros, evidentemente, estas cosas nos cabrean sobremanera y tenemos ya las metralletas preparadas. Pero no sólo nos toca la moral la actitud de la jefa en cuestión (a la que deberían despedir, pero no de la empresa: del UNIVERSO CONOCIDO); sino que nos chirría que nadie entre Alfonso y ella hiciera nada por evitar esta situación.
Que sí, que hay crisis y que como para jugarte el puesto, que es muy fácil hablar y que todo lo que tú quieras; pero estoy seguro de que si la despedida fuera una mujer y el que le despide es un jefe celoso porque no se la pudo llevar al catre algo en la empresa se habría movido.
Alfonso ahora nos pide ayuda a todos para ser readmitido en su antiguo puesto de trabajo. No quiere dinero, ni fama, ni montar el drama; quiere lo que cualquiera: trabajar. Que Zurich le readmita en su puesto y, ya de paso (esto lo añado yo) que le peguen una patada en el culo a la simpática de su jefa. Que nos la presenten.
El caso ya ha sido denunciado por Comisiones Obreras a través del Observatorio contra la homofobia, pero no está de más que firmes la petición de Alfonso en Change.org para asegurarte de que a los de Zurich España les quede bien clarito que no hay lugar para la homofobia.