Hacerse amiguitos de los fascistas que quieren convertirnos en ciudadanos de segunda tiene un precio: nuestro más absoluto rechazo
Cuando personalmente había perdido una cantidad generosa de esperanza sobre el espíritu de lucha en las celebraciones del Orgullo LGTBI de todo el mundo, han tenido que venir los de Ciudadanos a provocar con su presencia en los primeros desfiles en nuestro país para que recupere algo de fe.
Y es que Barcelona, Sevilla y Valencia ha dado una brutal lección de lo que significa realmente el Orgullo LGTBI, al recibir las carrozas de la formación política de Albert Rivera tal y como se merece: con un rechazo claro y generalizado por gran parte de los allí presentes. Pactar y hacerse coleguitas de la ultra derecha, de esas personas que quieren convertirnos en ciudadanos (je) de segunda e incluso de tercera categoría (o directamente meternos en centros de «terapia»), tiene ese precio.
El caso de Barcelona es especialmente grave, puesto que la organización del Pride finalmente había vetado la participación de Ciudadanos en su manifestación (que, por cierto, es cada año más multitudinaria). ¿La respuesta de Cs? Victimismo a tope y, cómo no, una clara estrategia para provocar y buscar la foto que más les convenga.
¿Cómo? Plantando su carroza en la manifestación unitaria convocada por la Crida LGTBI, que es la concentración original de la Ciudad Condal, la más reivindicativa y por tanto la más antisistema, en claro contraste con la más corporativista del Pride Barcelona, en la Av del Paralel. Ambas manifestaciones, por cierto, están separadas de forma considerable la una con la otra, así que fue un acto claramente intencionado.
Cómo no, Albert Rivera ya ha tachado de «auténticos fascistas» a todas aquellas personas lgtbi que recibieron a los amiguetes de Vox y nuevos franquistas tal y como lo harían Marsha P. Johnson y las mujeres trans de Stonewall.
Pero un momento, que no, que los valientes no somos las personas lgtbi que respondemos ante los abusos en clara defensa propia sin agachar la cabeza, que es como el capitalismo rosa quiere vernos… ¡¡sino Ciudadanos!!
Por descontado, coleguitas fascistas de Ciudadanos como Cristina Seguí también ha reaccionado ante los hechos de la única forma que interesa hacerlo esta gente: tergiversando y criminalizando a las personas del colectivo que nos negamos a que se nos rían en la puta cara y que nos rebajen la dignidad a los niveles de la línea 1 del Metro.
Amiga, ante esta situación tan heavy que me ha tocado vivir, solo puedo hacer dos cosas.
Una es reírme, porque no me puedo creer que esta gente se crea todo lo que hace y dice a costa nuestra (y porque soy una persona a la que le cuesta mogollón llorar, porque si no lo haría).
La segunda es citar al refranero español con la misma actitud que muestra la Rupaula cuando abronca a sus reinas cuando se portan malamente trá-trá:
Quien siembra vientos recoge tempestades
Como posdata, el mejor chiste que podáis leer durante esta calurosa tarde de domingo ❤️