Cuando piensas en Oklahoma hay varias cosas que te pueden venir a la cabeza. El musical del mismo nombre, Hugh Jackkman cantando ese musical, la peli de Twister y la vaca voladora, un granero, un desierto… Muchas cosas, pero seguro que cuando piensas en Oklahoma no te la imaginas como el paraíso de la modernidad y la tolerancia.
Y tampoco te equivocas mucho. Sobre todo teniendo en cuenta que, no hace mucho, el Partido Republicano (los de derechas) crearon una ley que pretendiendo proteger la libertad religiosa en el estado permitía a los negocios del estado negarse a ofrecer sus servicios a alguien basándose en sus creencias. ¿Te acuerdas de la pastelera homófoba que se arruinó por la multa que le plantaron al negarse a hacer un pastel para una boda lésbica? Pues esta ley se ha creado para protegerla a ella y a gente como ella.
¿Te imaginas que tienes una tienda de muebles y te niegas a venderle una cama a una pareja negra porque va contra tu religión? Pues a los republicanos de Oklahoma les parecería muy bien.
Por suerte para los que viven en Oklahoma Oklahomenses existe gente como Emily Virgin, una senadora demócrata que ha introducido una enmienda a la ley que le ha dado la vuelta al asunto y que pretende dejar a los homófobos con el culo al aire.
La ley que protege la libertad religiosa estaba planteada de forma que cualquiera pudiera negarse a ofrecer un servicio según sus creencias pero sin especificar nada más. Tú sueltas lo de «es que mi religión me lo prohíbe» y te quedas más ancho que largo. La enmienda propuesta por Like A Emily Virgin pretende obligar a esos negocios a salir del armario, forzándoles a colgar un cartel bien visible en sus locales y en su página web especificando, en el caso de que sus servicios estén relacionados con bodas, a qué tipo de parejas se niegan a atender.
El aviso puede hacer referencia a las creencias religiosas de la persona (dueña del negocio), pero ha de especificar claramente a qué parejas no atiende el negocio, apuntando a una negación basada en orientación sexual, identidad de género o raza.«
Vamos, que si tienen huevos a negarse a atender a una pareja gay también los han de tener para publicitarlo. Al fin y al cabo ¿qué daño puede hacer un cartel bien bonito en tu negocio que diga que por tus firmes creencias religiosas te niegas a atender a parejas homosexuales o interraciales? ¿Eh? ¿Eh? ¿Cuántas parejas heterosexuales se echarán atrás al saber que están comprando su pastel de boda en el negocio de alguien que es homófobo o racista?
Pues viendo cómo están las encuestas sobre el matrimonio igualitario en EE.UU., imaginamos que unas cuantas.
Los colectivos LGTB y anti-discriminación de Oklahoma han aplaudido la medida porque Virgin ha conseguido demostrar, de forma bien clara, lo absurdo que es a estas alturas de la vida aprobar una ley que protege la segregación. Habrá que ver qué pasa ahora, porque lo de creer en Jesucristo Nuestro Señor Redentor o en el Monstruo de Spaghetti Volador es muy bonito… hasta que te tocan la cartera.