Ferrari y Pringle, dos pingüinos gais del zoo de Heythrop, se han casado. Y ríete de la boda de una Kardashian.
Para que veáis que en esta web también tenemos nuestro corazoncito (negro como el carbón, pero al fin y al cabo… un corazón) os vamos a contar una bonita historia de amor con al que todos nos podemos sentir identificados porque la protagonizan pingüinos gais. Tranquila, amiga heterosexual que está pensando «¿y cómo me identifico yo con un pingüino gay?«: esa misma pregunta nos la hemos hechos todas las personas LGTB+ que nos hemos criado viendo… el mundo, así en general. Y no pasa nada.

Ferrari y Pringle son dos pingüinos que se conocieron (y se enamoraron) en el Zoo de Heythrop, en Oxfordshire. Sí, no deberían estar en un zoo, pero a mí no me importaría que por fin me metieran en un zoo si así encuentro el amor.

El caso es que los cuidadores pensaron que la pareja ya estaba lista para dar el gran paso (Ferrari ya ha cambiado su Grindr a «solo amigos» y Pringle ha adoptado un carlino) y les han celebrado una boda. Una boda cara, además. Porque Ferrari y Pringle son famosos: están entrenados para trabajar en entretenimiento y han aparecido en varios programas de la televisión británica.
«Ferrari y Pringle son una pareja preciosa«, explica Jess McGugan, la cuidadora que acompañó a Pringle hasta el altar, «Los veo cada día en el zoo y cuando están separados lloran y se buscan el uno al otro. Es tan bonito y tan tierno de ver«.

«Están entrenados para trabajar juntos y llevan años así. No pueden pasar un día el uno sin el otro.» añade Jess mientras tú te enjuagas las lágrimas a la vez que te ríes porque son dos putos pingüinos tía, «Estaban tan enamorados que me emociona mucho que hoy por fin hayan podido darse el sí quiero«
Como te decía antes en la boda no se reparó en gastos y hasta contrataron a la empresa Wedding Video Company para hacer las fotos y el vídeo del enlace. Como explica Rob Earnshaw, el que lleva la empresa (ni CEO ni hostias), «Hemos trabajado en centenares de bodas pero puedo decirte con sinceridad, con la mano en el corazón, que nada te prepara para celebrar la boda de dos pingüinos. No había ni un solo ojo seco en la sala«.

Según Earnshaw, desde que los pingüinos entraron en la sala sintieron que ocurría algo especial (…) y por lo visto Ferarri y Pringle se lo pasaron de maravilla, «hasta se las ingeniaron para cantar I Will Survive a pleno pulmón«. Por suerte para nuestra salud mental, «nuestras cámaras dejaron de grabar cuando entraron en la suite de luna de miel, porque algunas cosas son sagradas«.
Y pingüinos. Son pingüinos.
PERO ES QUE ES MUY BONITO: