¡Vuelve la Guía de supervivencia sexual amigas! Lo de volver es relativo porque esta sección (que se supone que es mi sección) tiene una continuidad tan inventada como mi vida amorosa. Pero gracias a Estoy Bailando FM, trabajaré un poco y os la actualizaré con las mamarrachadas que tratemos en el programa de radio que emitimos cada martes en Metro FM. Recuerda que esta guía de supervivencia sexual te enseña a sobrevivir en este paradigma del sexo que es la vida gay sin morir en el intento.
Para reestrenar la sección qué mejor que hablar de lo que más os pone cachondos en el sexo. Pero no sufras, que no vamos a hablar de lo que te gusta ponerte como una perra a cuatros patas mirando a Cuenca mientras te dan lo tuyo y lo de tu prima. Ni tampoco de lo que te gusta mirarte en el espejo mientras tunelas el AVE en culo ajeno. Hablamos de algo mucho más profundo: las parafilias.
Según la Wikipedia (ente abstracto que todo lo ve y todo lo sabe) una parafilia es «un patrón de comportamiento sexual en el que la fuente predominante de placer se encuentra en objetos, situaciones, actividades o individuos atípicos». Lo que viene siendo gente rara que le gusta hacer cosas raras, en sitios raros y con otra gente rara. ¿Cómo de raro? Prepárate amiga porque ahora mismo se te va a cerrar el ano y no vas a conectarte al Grindr nunca más.
La escatología telefónica es una parafilia que consiste en hacer llamadas cachondas y subidas de tono a personas desconocidas. Los escatalógicos telefónicos llaman a pobres almas inocentes para proponerles cosas indecorosas, hablar de sexo de forma muy explícita o incluso engañar a su interlocutor para que cuente intimidades o aspectos sexuales de si mismos. Vamos, el guasón de turno. Varios estudios científicos han demostrado que esta parafilia está relacionada con conductas e historiales criminales, antisociales o exhibicionistas.
La pederastia como parafilia tiene un origen muy diferente a lo que consideramos actualmente como pederastia. Llevada a cabo en la antigua Grecia, consistía en una relación sexual entre un joven adolescente y un hombre adulto que no pertenecía a su familia próxima. Surgió como una tradición de la aristocracia que tenía una finalidad educativa y de formación moral. Además, era considerada como un elemento esencial de su cultura. La diferencia de edad entre el joven adolescente y el hombre adulto era la misma que se daba entre los contrayentes de un matrimonio heterosexual de la época: el hombre rondaba la treintena y el adolescente entre los 15 y los 18 años.
El furtling es una parafilia rara, rara, rara y muy absurda excepto para aquellos que la practiquen. Por muy raro que pueda parecer, se busca el éxtasis sexual gracias a la excitación que se consigue metiendo un dedo a través de un agujero recortado en la zona genital de una foto o dibujo. Y mira que soy el primero en tocar con deseo un póster de Mario Casas, pero de ahí a ponerme cachondo hay un trecho muy largo.
Amigas, si eres asidua a practicar cruising que sepas que padeces una parafilia conocida como cruisinfilia. ¿Y qué te voy a contar del cruising que no sepas? Pues poco. Pero para las despistadas, consiste en practicar sexo con desconocidos en lugares públicos en los que puedes ser descubierto. Y básicamente es ahí donde se encuentra el morbo, en la posibilidad de ser visto o pillado con las manos en la masa. Ays, qué sería de los maricones sin el cruising.
La clismafilia es una parafilia que consiste en recibir placer sexual gracias a la introducción de líquidos en el ano. Se considera una actividad muy preocupante y peligrosa debido al riesgo que supone el uso de ciertos líquidos al ser introducidos en el cuerpo. En 2005 un hombre tuvo que ser intervenido quirúrgicamente para extraerle una barra de 16cm y 300 gramos de poliepóxido que se había introducido con una pistola de silicona. ¿Y qué es el poliepóxido? Pues es un polímero termoestable que se endurece cuando se mezcla con un agente catalizador. Ni puta idea pero el chaval la lió muy parda.
La eproctofilia es una parafilia que gira entorno al fetichismo por los gases. Los amantes de dicha parafilia, conocidos como eproctofílicos, ingieren productos alimentarios que facilitan la producción de gases y flatulencias que hacen las delicias de sus compañeros sexuales, aunque a nosotros nos parezca una puta cerdada.
Emetofilia: ¿sabéis lo que es una ducha romana? Pues casi que no vas a querer saberlo porque está relacionado con esta parafilia y es muy asqueroso. Atención, porque la emetofilia consiste en gozar y disfrutar cuando terceras personas te vomitan encima, revolcándote en los fluidos regurgitados cual cerdo en su barro particular.
La acrotomofilia se considera una de las parafilias más extrañas ya que se basa en el interés y el placer sexual por las partes del cuerpo amputadas. Independientemente de cual sea la parte del cuerpo que se ha amputado, los acrotomofílicos sienten placer sexual con los tocones resultantes de la parte amputada y en muchos casos, incluso llegan a realizarse una amputación a sí mismos. No tenemos nada que añadir al respecto.
La erotofonofilia es una parafilia muy peligrosa y desde mi silla de redactora me pongo de rodillas y os pido que jamás sintáis la curiosidad de ponerla en práctica. En esta parafilia la excitación depende de la posibilidad de ser el responsable de la muerte del compañero sexual. Lo peor de todo es que el orgasmo coincide con la muerte de la pareja. Absolutamente aterrador.
Si las parafilias expuestas os parecen de lo más escandaloso y aberrante, ten en cuenta que no existe un recuento claro acerca del número de parafilias existentes. Aunque el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales señala 8 parafilias principales, otras fuentes apuntan hasta 549 tipos de parafilias. Esta incertidumbre es así ya que no existe un consenso para establecer un límite definido entre el interés sexual inusual y la parafilia. Ni siquiera si deberían aparecer en los manuales de diagnóstico o no. Vamos, un chocho.
¿Y después de todo esto (y lo que no os he contado) todavía te quedan ganas de follar?