Seguramente cuando fuiste al colegio y te enseñaron educación sexual (si te la enseñaron, porque ésa es otra) te explicaron mil veces cómo ponerte un condón para penetrar una vagina pero no te dijeron qué pasa si eres tú el que quiere que le rellenen como una empanadilla. Nada de lo de «lubrica bien el ano«, nada de lo de «no te corras dentro«, nada de lo de «ay, las mamadas, aquí viene cuando nos peleamos.»
La ONG de salud sexual GMFA (de la que ya te hemos hablado por alguna de sus campañas sobre el VIH) junto a la revista FS Magazine ha realizado una encuesta entre 1023 hombres que tienen sexo con otros hombres (gays, bisexuales, heteros curiosos, heteros que ya nadie se cree que son heteros…) y han descubierto que casi la mitad aprendieron a practicar el sexo anal viendo porno.
Según la encuesta, un 82% de los tíos no recibieron ni un poquito de educación sexual gay en el colegio. Un 41% aprendió a usar la puerta de atrás viendo porno y un 34% aprendió a hacer mamadas de la misma manera.
El problema viene cuando nos acordamos de que muchas productoras porno se han pasado al bareback y aún hay mucho descerebrado que no entiende que el porno es ficción y no un documental de Troy McClure; por suerte sólo un 13% admite haber practicado sexo anal sin condón después de ver porno a pelo aunque un 56% lo consideran más «atractivo«.
Según la encuesta (centrada en el mundo del porno, todo hay que decirlo), un 52% de los encuestados asegura ver porno varias veces a la semana (un 29% lo ve cada día, un 5% más que la misma encuesta realizada en 2012). La mayoría de los encuestados lo ve por las tardes y en el móvil (un dato importante porque en 2012 el dispositivo preferido era el ordenador) y el 85% asegura no pagar nunca por el contenido pornográfico (un 56% dice que nunca pagará por él).
Eso sí, que quede claro: el 64% de los encuestados no se siente culpable al ver porno. Lo que no entendemos es porqué hay un 20% que sí. O un 16% que no lo sabe. ¡El porno es vida! ¡La vida es lefa!
Desde la GMFA su portavoz, Matthew Hodson, señala que esta encuesta es una muestra muy clara de la falta de educación sexual inclusiva y de lo necesario que es que los alumnos reciban una educación honesta y completa «dados los altos niveles de desigualdades sanitarias que afrontan los hombres y mujeres gays y bisexuales«. Con respecto a lo del porno, Hodson hace una apreciación que creemos es bastante acertada y que parece mentira que en pleno 2016 tengamos que seguir insistiendo en ella: «El porno siempre ha sido una fantasía. La fantasía dominante en el porno gay parece ser la de los hombres con cuerpos espectaculares y pollas enormes, disfrutando del sexo sin ninguna incomodidad, lío ni consecuencias en su salud sexual. Rara vez la vida real se compara con eso. Es parte de nuestra pelea en la vida moderna, que nuestras expectativas a menudo se ven elevadas mucho más allá de lo que podemos conseguir, a veces incluso por encima de lo que nos es posible conseguir.»
Desde la FS Magazine su editor Ian Howley, además de poner el foco en el hecho de que es responsabilidad del gobierno (en este caso de Estados Unidos pero se aplica a todos) ofrecer una educación sexual válida para los hombres gays de todas las edades; destaca que «tenemos que hacer todo lo posible para que cuando un chaval de 13 años busque en google ‘sexo gay’ no se encuentre con imágenes que no debería estar viendo sino con contenido apropiado que le ayude a desarrollar una actitud sana e informada hacia el sexo gay.»
Fuente | FS Magazine