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A Peter LaBarbera, líder de un grupo homófobo, la visibilidad LGTB en series y películas no le parece bien y pide ver ex-homosexuales «para compensar»
Como ya sabéis, en la nueva serie de televisión de la saga Star Trek, Discovery, podemos ver por primera vez una pareja homosexual en la nave que tendrá, como el resto de protagonistas, sus rollos de (des)amor y deseo siempre que les dejen un ratito libre sus aventuras siderales. Aparte de que ya iba siendo hora de tener una pareja gay, esta vez no hubo dramas porque hasta George Takei (al que no le parecía bien que cambiaran la orientación sexual de su personaje Sulu en el reboot) está de acuerdo y le parece fenomenal.
Así que en principio, todos estaban contentos.
Bueno, todos no. Porque ya sabéis que no tardan en salir los que no tienen ningún problema con la homosexualidad (¡ja!) salvo cuando empiezan a ver maricas en en una serie de televisión, por ejemplo. Entre ellos está Peter LaBarbera, que con ese nombre podía ser una drag maravillosa o por lo menos abrirse una peluquería de las modernuquis para hipsters, que es una absurda que está como un rebaño de cabras entero y que dirige una cosa llamada Americans for Truth About Homosexuality (AFTAH).
Los de AFTAH son, como ya os podéis imaginar, una panda de señores aburridos sin nada mejor que hacer que denunciar las actividades de los homosexuales radicales y decir continuamente que todo el mundo nace heterosexual y que se pude abandonar el estilo de vida gay. Así que (¡sorpresita!) en una entrevista de radio Peter LaBarbera dijo que no tiene ninguna intención de ver la nueva serie porque si aparece una pareja gay en una saga que lleva más de 50 años funcionando eso es propaganda y se hace porque «los activistas gais nunca tienen suficiente, siempre quieren más.»
LaBarbera, que es exactamente el tipo loco que echa espumarajos por la boca que componen las bases del fandom de Trump, continuó diciendo que «los estadounidenses están hartos de esta correción política, y ésa es la razón por la que Trump ganó las elecciones«. Claro que ese hamor es correspondido luego cuando el presidente acude a reuniones ultraderechistas como la de ayer.
También dijo que hay una batalla entre el bien y el mal en el país porque el otro lado nunca cesa en el combate, y aquí es cuando no sabemos si nos estaba haciendo el spoiler de otra película que había visto o si ésa es realmente la historia épica que se emite sin cesar en su transtornada cabecita.
Para LaBarbera no le queda, según él, más remedio que dejar de ver Star Trek, porque lo de viajes aluciflipantes saltándose todas las leyes de la física y muchas de la estética a planetas poblados por alienígenas sorprendentemente antropomorfos está guay… pero que una pareja de terrícolas sea homosexual le parece ya mucho disparate de guión. Según él, aun nos falta por ver una producción de Hollywood en la que aparezca de forma destacada un personaje ex-gay. O, lo que es lo mismo, un gay que se haya «curado».
Para su organización AFTAH, una de las que más insiste en vender la fantasía de ciencia ficción de las «terapias» de conversión, tanta visibilidad gay es una cosa malísima y debería haber personajes ex-gais para compensar. Claro que lo que piden tiene el mismo sentido que pedir que aparezcan negros contrarios al abolicionismo en un reboot de Kunta Kinte o que en una serie española sobre la corrupción política (estamos hablando de obras de ficción y fantasía, ¿no?) introdujeran en la trama un político del PP que fuera muy honesto para compensar. El problema es que al final va a salir alguno con «ni gays ni ex-gays, todos personas» o alguna chorrada por el estilo, que cuando se empieza a poner todo al mismo nivel pasa lo que pasa.
Los ex-homosexuales son personajes mucho más imaginarios y fantasiosos que la mayoría de las criaturas que aparecen en el universo Star Trek, así que si aparecieran nos los podríamos tomar como un monstruo de fantasía más. Aunque seguramente tendría más sentido pensar que en el futuro en el que se desarrolla la trama la gente ya no es tan imbécil como para darle validez a unas terapias que no tienen nada de científico y que son muy perjudiciales para los que acuden a ellas.
Fuente | NewNowNext