El diputado suspendido asegura que los dos chicos no eran chaperos, eran decoradores de interiores a los que estaba pidiendo consejo. Con cocaína.
¿Alguna vez te ha pasado que montas una pequeña soirée con dos chaperos y un poco de popper y te ofreces a pagarles la cocaína y eres diputado y te pillan y sales en la portada de un periódico? ¿No? Pues a Keith Vaz sí. Y si crees que puede pasarte alguna vez esta historia te interesa, aunque solo sea que empieces a inventarte una excusa mejor que la suya.

Hace tres años el periódico inglés Sunday Mirror publicaba en portada (y nosotros resumíamos mucho) la historia de Keith Vaz: un diputado laborista británico, casado con una mujer y padre de dos hijos, al que habían «pillado» montándose una orgía con dos señores que cobran por acompañar a otros señores (y lo que pase después ya es una cosa entre adultos) a los que se ofreció a pagarles la cocaína que iban a pedir. Ponemos lo del «pillado» entre comillas porque esto no fue un reportaje de Gloria Serra destapando tramas de corrupción, es que los dos trabajadores del amor sabían quién era Vaz y lo grabaron todo.

Mr. Vaz organizó la quedada en un piso de su propiedad cercano a su residencia familiar. Según los mensajes previos al encuentro, le pidió a los chicos (a los que había conocido a través de otro chapero de confianza) que trajeran «algo de poppers«, sustancia que el propio diputado defendió en la Cámara de los Comunes cuando al gobierno británico le dio por debatir si ilegalizar los colocones legales o no. «El poppers tiene un efecto beneficioso en la salud y las relaciones al permitir el sexo anal para algunos hombres que tienen sexo con hombres«, decía Vaz por aquél entonces, demostrando que a veces los políticos sí saben de lo que hablan.
En la grabación que hizo uno de los discretísimos profesionales del sexo se escuchaba al diputado hacerse pasar por Jim, un vendedor de lavadoras industriales que hacía poco había tenido un encuentro con otro chapero «que se olvidó el condón, así que me lo follé a pelo«. También se podía escuchar responder que no tenía cocaína, y animando a los dos chaperos a llamar a Telepollo (esto es una licencia literaria, todos sabemos que Telepollo ahora no llega a UK por lo del Brexit) y ya se la pagaría él cuando volvieran a verse, que le pillaban con el dinero justo. Además de verdad, porque les pagó en efectivo. (El pollo no. Porque, evidentemente, no volvieron a verse.)
En 2016, cuando ocurrió todo esto, Keith Vaz era el presidente de la Comisión de Asuntos de Interior que lleva décadas debatiendo sobre la legalización o no del comercio sexual y de drogas; debates durante los cuales él había manifestado no estar «convencido» de que los hombres que paguen por sexo tuvieran que ser perseguidos por la justicia.

Cuando estalló el escándalo, Vaz dimitió de ese cargo y declaró al Mail on Sunday que estaba profundamente arrepentido por el daño que sus acciones habían causado, especialmente a su familia. También anunció que su abogado iba a investigar si el Sunday Mirror había cometido alguna ilegalidad porque le parecía «profundamente preocupante» que un periódico hubiera pagado a unas personas para actuar de esa manera y tenderle una trampa. Lo cierto es que Keith Vaz no hizo nada ilegal (bueno vale, lo de la coca le volvió medio loca) y lo de sacar a la gente del armario está muy feo. Y más en este caso, porque si fuera un señor homófobo y conservador aún podría ver la ironía; pero es que Vaz siempre ha sido defensor del colectivo LGTB+ y bastante progresista en sus votaciones. Pero también resultó ser un señor bastante irresponsable. Y un poquito mentiroso.
Justo por eso es por lo que el Comité de Conducta del Parlamento, que lleva un tiempecito dándole vueltas al tema, acaba de recomendar a la Cámara de los Comunes que lo suspendan seis meses por quebrantar «el parágrafo 16 del Código de Conducta de la Cámara de los Secretos Comunes de 2015«. Concretamente, piden esa suspensión por haberse ofrecido a comprar una droga de Clase A para que la consumieran otros (saltándose la ley) y por no haber cooperado con la investigación lo que demuestra poco respeto hacia la institución. Claro que estamos hablando de un señor casado con dos hijos que quedaba con chaperos y se los follaba a pelo, diría que lo de respetar a los demás (sobre todo a su esposa) no lo acaba de tener claro.

Y es que durante la investigación que llevó a cabo el Comité el mismo Vaz que había pedido disculpas tres años antes ahora se excusaba diciendo que esos dos señores no eran prostitutos, eran decoradores de interiores.

Y que el propósito del encuentro no fue sexual (a pesar de todo lo del condón, el popper y las lavadoras industriales) sino que era «discutir la decoración del piso«.

Cuando le preguntaron por qué se reunía con decoradores de interiores a las once y media de la noche, Mr.Vaz respondió que tiene una agenda muy apretada y suele mantener reuniones de trabajo a esas horas; y añadió que no recordaba nada del encuentro (ni qué papel de pared había elegido, ni el color de la moqueta, ni quién se corrió en la cara de quién) porque sufría «amnesia«.
AMNESIA

«A pesar de las muchas páginas de material y los múltiples argumentos producidos por el Sr. Vaz, ninguna persona razonable que haya escuchado las grabaciones de audio del incidente o haya leído la transcripción podría creerse la afirmación de que el motivo de la visita de los dos hombres era discutir la decoración de interiores«, dice el informe del Comité de Conducta, «No solo ese tema no fue mencionado en ningún punto de la conversación, además el Sr. Vaz adoptó un nombre ficticio y afirmó no ser el propietario del piso si no un amigo del dueño. Las afirmaciones del Sr. Vaz respecto al propósito del encuentro son, francamente, rídiculas.«
Vaz está ahora mismo ingresado en un hospital y en un comunicado en su web explica que lleva tres años bajo tratamiento por una «enfermedad mental seria» como resultado del escándalo. Además también ha rechazado firmemente la acusación de no haberse tomado en serio al Parlamento durante la investigación y aclara que lo ocurrido aquella noche fue un hecho «estrictamente personal« y que ni ha comprado ni consumido drogas ilegales porque sufre problemas cardiovasculares.
Si finalmente la supensión de seis meses es aceptada por la Cámara, los votantes de Leicester Este (distrito por el que es diputado desde 1987) podrán comenzar el proceso legal para obligarle a presentarse a la reelección.