WarnerMedia lanza una investigación oficial sobre The Ellen DeGeneres Show después de que un artículo de Buzzfeed retratara la cultura tóxica en un plató lleno de racismo y acoso laboral
A mediados de julio Ellen DeGeneres se llevó un disgusto: Buzzfeed publicaba un artículo narrando las experiencias de personas que trabajan en su programa y pintaban un entorno laboral cargado de acoso, racismo e intimidación. Lo último que esperarías encontrarte en el programa de la lesbiana a la que en esta web llegamos a llamar nuestra persona favorita en el mundo entero. Hasta que llegó La Pelopony Jonathan Van Ness.

La mayoría de acusaciones no van dirigidas directamente a Ellen. Una antigua empleada negra explicó que uno de los guionistas del programa le dijo que solo se aprendía los nombres de los empleados blancos, y el resto de gente «se reía incómodamente» en lugar de confrontarlo. En otro caso dos productores del programa bromeaban con haber confundido a dos personas negras por llevar un peinado parecido. A un empleado (supuestamente) se le obligó a retirar una campaña de GoFundMe en la que pedía dinero para gastos médicos que no le cubría el seguro del programa y a algunos de los empleados de menor rango parece que se les llegó a prohibir hablar directamente a Ellen si la veían por la oficina.

Aunque la rumorología lleva tiempo dejando caer que Ellen no es igual de simpática delante que detrás de las cámaras, los que han destapado el pastel no la apuntan a ella como culpable (aunque cuentan que una vez despidió a alguien por ir al entierro de un familiar) pero sí como responsable. «Es su nombre el que está en la marca, realmente necesita asumir más responsabilidad» explicaba una de las fuentes, «Creo que los productores ejecutivos del programa la rodean y le dicen ‘Todo va genial, todo el mundo está contento’. Y ella se lo cree. Pero es su responsabilidad ir más allá.«

Por si eso fuera poco, la pandemia del coronavirus ha provocado otra situación que ha hecho que muchos de los empleados del programa se pillen un buen cabreo. Cuando la producción del programa tuvo que suspenderse la presentadora siguió realizándolo desde su casa en Los Angeles. Y mientras decenas de empleados se quejaron públicamente porque la productora les ignoraba y estaban sin trabajo o cobrando muy poco se supo que para realizar el programa desde casa de Ellen solo se contrató a cuatro trabajadores habituales y se externalizó la producción contratando a una empresa no sindicada.
Toda esta información ha ido surgiendo en las últimas semanas sin que Ellen haya hecho ningún comentario. Los que sí han hablado han sido los productores del programa, que un comunicado dirigido a Buzzfeed han expresado que se encuentran «con el corazón roto y muy arrepentidos» al conocer las experiencias negativas que han vivido varios empleados. «Eso no es quienes somos ni quienes luchamos por ser, y no es la misión que Ellen nos encomendó.» Los productores aclararon, «para que conste«, que la responsabilidad del día a día del programa de Ellen recae única y exclusivamente en ellos: «Nos tomamos este tema muy en serio y nos damos cuenta, como muchos en el mundo están aprendiendo, que necesitamos hacerlo mejor, estamos comprometidos a hacerlo mejor, y lo haremos mejor.»

Independientemente de lo que digan los productores del programa, los dueños de la cadena no parecen confiar en que vayan a hacerlo mejor y hace unos días varios miembros del equipo recibieron un memorándum de parte de WarnerMedia y la productora Telepictures informándoles de que el departamento de relaciones laborales de WarnerMedia y una firma externa iban a investigar el asunto. La investigación comenzará con entrevistas a empleados actuales y antiguos, para aclarar si es cierto que el plato de The Ellen DeGeneres Show era terreno abonado para el racismo, el miedo y la intimidación.