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El Papa Francisco, que venía a reformar la Iglesia porque es súper moderno, dice que si eres homosexual ni se te ocurra hacerte cura, que ése no es tu sitio.
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Un estudio hecho por mí asegura que un maricón que se mete a cura es como un maricón que vota a VOX.
Vivir en la negación es muy peligroso y muy nocivo. Tú puedes creer que eres un cantante de éxito y gastarte tu sueldo de teleoperador en grabarte un single y un videoclip, pero por mucho que tu amigo te cuele en un escenario del Orgullo no eres un cantante de éxito. El que tampoco es un cantante de éxito (porque no se lo ha propuesto) es el Papa Francisco, al que en esta web conocemos como el Papa Abracitos porque cuando no sabe qué hacer con alguien le da un abrazo y se queda tan pancho. Francisco ni canta ni tiene mucho tino a la hora de observar lo que le rodea porque acaba de decir que en la Iglesia Católica Apostólica y Romana «no hay sitio» para los curas gais.
La frase está extraída del libro La Fuerza de la Vocación: La vida consagrada hoy en la que el Papa Francisco mantiene una conversación de cuatro horas con el misionero español Fernando Prado. Cuatro horas escuchando al Papa puede ser un drama y evidentemente no nos vamos a leer el libro entero, pero por suerte el periódico católico Avvenire ha publicado varios extractos del mismo, como por ejemplo éste en el que Francisco habla sobre la inclusión de «personas con tendencias homosexuales» en el sino de la Iglesia.
¿Os acordáis de aquel Papa que decía que quién era él para juzgar a los homosexuales? Bueno, pues murió. Debió morirse antes de decir que los menores LGTB+ tenían que recibir ayuda psiquiátrica; y por lo visto al morir lo sustituyeron por un clon Papal que ahora vota a VOX, porque según Francisco la homosexualidad es «un tema muy serio» y es algo que se debe «identificar adecuadamente desde el principio» en todo aquel hombre que quiera formar parte del clérigo. Porque, dice Francisco, «debemos ser exigentes. En nuestras sociedades hasta parece que la homosexualidad está de moda y esa mentalidad, de alguna manera, también afecta a la vida en la Iglesia«.
Por si no tienes claro lo que quiere decir aquí el Papa, lo que le pasa a la Iglesia católica es que queda un poco feo que tu doctrina oficial hable de la homosexualidad como un «desorden» pero luego tengas los seminarios que parecen Grindr, o que tus curas se vayan de cancaneo, se líen con la Guardia Suiza o te monten la sauna gay más grande de Roma al ladito de la Capilla Sixtina.
En la conversación con el misionero Francisco explica que un líder religioso se le acercó una vez para explicarle que en su congregación había varios jóvenes estudiantes e incluso sacerdotes ordenados que eran homosexuales. El sacerdote preguntó al Papa si eso estaba bien o si tal vez era mejor dejar pasar algo que, en el fondo, solo es «una expresión de afecto«. Pero Francisco no está para mierdas de afecto: «No es solo una expresión de afecto«, explica el pontífice en el libro, «En la vida consagrada y en la vida del clero no hay lugar para ese tipo de afecto. Por ese motivo la Iglesia recomienda que las personas que están enraizadas en esa tendencia no sean aceptadas en el ministerio o en la vida ecuménica. No es su lugar.»
Alguien va a tener que explicarle al Papa que como se ponga a echar maricones de la Iglesia se va a quedar más solo que la una. Ay, qué sencilla era la vida del homosexual de antaño que para que no lo mataran se metía a cura. ¡Y tú preocupándote porque tu vecino vota al PP!
Para que quede claro:
¿Hombres homosexuales que mantienen relaciones con otros hombres homosexuales adultos? No pueden ser curas.
¿Hombres heterosexuales y homosexuales que violan niños? Sí pueden ser curas.
¡Qué moderno es Francisco, tía!
Fuente | Pink News