-
Radio Free Europe/Radio Liberty consigue los testimonios de tres hombres gays de Chechenia que han explicado el terror que vive la comunidad LGTB en el país.
La comunidad internacional sigue guardando un semi-silencio bastante incómodo con respecto a la situación del colectivo LGTB en Chechenia mientras cada vez más medios y más organizaciones internacionales se esfuerzan por dar a conocer la situación. Lo último que supimos, según una información del periódico ruso Novaya Gazeta, es que las autoridades chechenas han habilitado una antigua base militar como campo de concentración en el que hay retenidos más de 100 hombres gays que son torturados sistemáticamente para revelar los nombres de otras personas LGTB en la región.
La corresponsalía rusa de Radio Free Europe/Radio Liberty ha conseguido hablar con tres hombres gays que han dado testimonio del terror que han vivido en la región. Los nombres de los tres hombres han sido cambiados para proteger su identidad. Los relatos originales los podéis leer en la web de la RFE/RL, aquí os los hemos traducido.
Said
A Said le tendieron una trampa el pasado octubre unos amigos a los que conocía desde hacía más o menos un año y medio. Los «amigos» acudían a su casa de forma regular y allí hablaban tranquilamente sobre numerosos temas. Un día comenzó el chantaje: le exigieron 2,5 millones de rublos (unos 45.000€) para no hacer públicas las grabaciones en vídeo y audio en las que se demostraba que Said era gay.
Said decidió no pagar el chantaje, vendió su coche y huyó primero a Krasnodar y luego a Moscú. Allí le dijo a todo el mundo que había emigrado desde Europa.
En enero Said tuvo que volver a Grozny por problemas familiares. El poco tiempo que estuvo en la ciudad sirvió para que un agente de policía conocido de los que le hacían chantaje le viera. «Mi madre me llamó y me dijo que había policías preguntando por mí. Entonces le cogieron el teléfono y un hombre me preguntó dónde estaba. Le respondí que estaba en Krasnodar y me dijo ‘Deja que envíe un coche a buscar y ven aquí’«. Said sabía exactamente por qué le estaban buscando así que se negó a volver; fue entonces cuando los agentes de policía detuvieron a su hermano y dijeron que no le liberarían hasta que Said volviera a Grozny.
Said recibió entonces llamadas de varios familiares, incluyendo su hermana, que le intentaban convencer para que volviera. «Mi madre no sabía nada sobre lo que había ocurrido. Al principio no podía contárselo pero al final le dije que era gay. Ella me dijo ‘Eso no es un problema, sólo ven. Sabemos que no has hecho nada malo, y dicen que si todo lo que dicen de ti es mentira pedirán disculpas ante cada miembro de la familia’«. Said se dio cuenta de que lo único que su familia quería era que volviera, ya fuera para sacarle información o para matarle. Un pariente de Said, agente de policía, le llamó y Said le dijo que era gay. La respuesta fue «Lo sé. No podemos hacer otra cosa que matarte.» Said le dijo que volvería y así su familia podría llevar a cabo un «asesinato por honor», pero Said pidió a su pariente que cuando le matara no se acercara a él. El pariente no hizo esa promesa, porque lo que querían era su lista de contactos para encontrar a otros hombres gays.
Said nunca volvió a casa y hoy vive en un país europeo. No tiene ningún contacto con su familia. La única información que recibe de su familia es por un conocido de Grozny que le explicó que la policía finalmente detuvo a su hermano y tanto oficiales como miembros de las fuerzas especiales del Ministerio del Interior pasan cada día por su casa para presionar a sus familiares y que le convenzan para que vuelva.
Ahora Said lleva tiempo sin tener ninguna información sobre su familia y no puede llamarles porque teme que estén grabando las conversaciones. Desde que el Novaya Gazeta y los grupos de derechos humanos destaparon la nueva oleada de LGTBfobia en el país, Said ha visto cómo los perfiles sociales de muchos de sus amigos han desaparecido. Cree que algunos pueden estar escondiéndose, pero que la mayoría han sido víctimas de la campaña antigay. «Uno de mis amigos fue detenido en diciembre. Luego le dejaron ir cuando delató a todos sus amigos. La última vez que hablé con él, hace un par de semanas, estaba llorando y me dijo que habían vuelto a ir a por él y le estaban buscando. No sé dónde está«.
Otro conocido de Said fue detenido y devuelto a su familia sólo con la condición de que le mataran. «Su tío le mató. Lo sé con certeza. Tenía 20 o 21 años.»