Alfonso Casas, autor de Amores Minúsculos y dibujante de Marica Tú, tiene nuevo proyecto en el mercado: Te lo doy no, en todo caso te lo cambio y esta vez no es un cómic. Más bien se trata de un libro de reflexiones ilustradas en el que habla del desamor y de la honestidad, entre otras cosas. Quedamos con él para que nos cuente cosas sobre ésta y sus demás obras.
-Hola, Alfonso, gracias por concedernos esta entrevista. Cuéntanos quién eres.
Esta pregunta parece fácil pero ¡no lo es! a ver, mi nombre es Alfonso Casas, soy un ilustrador que vive en Barcelona, tengo 32 años, y lo que más me gusta del mundo es dormir y dibujar. Como de lo primero es imposible ganarse la vida, lo estoy intentando con lo segundo, aunque es casi igual de imposible vivir de ambas.
-Tu nueva obra ‘Te lo doy no, en todo caso te lo cambio’ no es ni un cómic ni un libro de ilustraciones, si no más bien reflexiones en torno al desamor… ¿Alguien tan joven como tú ya las ha pasado tan canutas o no hay demasiado de autobiográfico en el libro?
La historia es que seguramente las he pasado igual de canutas que cualquiera que se lea el libro, creo que ése es precisamente el punto fuerte de la obra, que explica situaciones en las que todos nos hemos visto envueltos. Es una especie de guía de «las cosas que nunca dije pero pensé» o el típico «ojalá le hubiera dicho esto cuando me dijo aquello«. Lo que hay en el libro es mucha honestidad, mucha verdad, a veces directa, a veces superficial, a veces profunda, pero siempre real.
–Hay ciertas partes que inciden sobre la hipocresía: el no alegrarte por los demás cuando les va bien, la gente que promete mucho hasta que consigue acostarse con alguien, etc. ¿Somos hipócritas? ¿No vamos de frente cuando se trata de lo carnal?
No creo que se pueda generalizar en este tema, yo solo puedo hablar de cómo soy yo, pero supongo que todos tenemos esa parte hipócrita cuando te encuentras con una ex pareja a la que le va mejor que a ti sentimentalmente y tienes que fingir un poco que te alegras. Hace poco un ex me dijo «Desde que me dejaste soy mejor persona» y yo pensé «Pues podías haber empezado antes y no te hubiera dejado«.
-En este libro y en otras obras tuyas hay una crítica a lo enganchados que estamos a la tecnología: esperando esa llamada, apps de ligoteo, mandando mensajes a quien no debemos… ¿Se ha olvidado lo de quedar con alguien a tomar una caña e irse conociendo poco a poco?
Yo sigo optando por la forma tradicional, pese a mi timidez incorregible. De todas formas creo que estamos llegando a un punto en el que buscamos más el afecto en el «Like» de un desconocido que en nuestro vecino, cuando deberíamos cuidar más el cara a cara y las relaciones con nuestro entorno real. De nada nos sirve ser más guapos en Instagram o más interesante en Facebook; al final vamos a tener que llegar a lo físico, y para eso es mejor ser honestos desde el principio.
– Te descubrimos con ‘Marica Tú’ en donde ponías imágenes a los textos del amigo de la web Julián Almazán, ¿cómo surgió esa colaboración?
Julián y yo teníamos amigos en común y cuando él empezó a desarrollar el proyecto junto al editor Hernán Migoya, optaban entre varios ilustradores y al final se decidieron por mí. Fue una experiencia increíble, donde Julián y yo pasamos de ser conocidos a amigos y donde aprendí muchísimo.
– Uno de mis comics preferidos ‘ever’ es tu primera obra como artista completo ‘Amores Minúsculos‘. Me dejó tocado durante varios días y me dieron todavía más ganas de venirme a vivir a Barcelona. Una historia muy triste pero muy bonita. ¿Puede surgir el amor en plena calle, cruzándote con un desconocido?
Yo creo que el amor puede surgir donde menos te lo esperes, y seguramente cuando menos lo estés buscando. Puede que dure un segundo, lo que tardas en cruzar la calle y no volver a ver a ese desconocido jamás, o puede que te armes de valor y le invites a una cerveza y sigáis juntos 10 años después. A mí no me ha pasado, pero eso no significa que no pueda suceder.
Barcelona es una ciudad donde existe una oferta constante, cultural, gastronómica, artística… aunque al final acabo haciendo lo mismo todos los días y frecuentando los mismos sitios, pero la oferta está ahí, por si un día la necesitas. Es una ciudad que me ha acogido muy bien, y he conocido personas que ya son familia.
– Tus personajes masculinos son todos muy característicos: delgaditos, con barba, un poco hipster… ¿Qué opinas del ‘hipsterismo’ y el moderneo en general?
No tengo una opinión del moderneo en general, sólo puedo decir que a mí lo que me gusta es la gente auténtica, honesta; me da igual si lleva barba de tres meses o el pelo azul, siempre que lo lleve porque le defina, le guste y se sienta cómodo. Lo que no me gusta es seguir las modas hasta el punto de intentar con tanta energía tener un estilo propio que te acabas pareciendo aún más a todos los demás.
En cuanto a las características de mis personajes, generalmente me dibujo a mí, que soy el modelo masculino que más a mano me pilla, por eso son delgados y con barba, y tienen la nariz grande.
Es como un halo de languidez del que estoy tratando de huir últimamente. Quiero dejar atrás este lado quejica y buscar alternativas más valientes.
– Has hecho exposiciones, y tus obras empiezan a cotizarse mucho en ese mundillo del moderneo del que hablábamos, ¿qué te gusta más, dibujar en casa o montar una expo?
Yo dibujo en mi casa todos los días y sólo he hecho una exposición en toda mi vida. Con esta proporción, te puedes hacer una idea de dónde me siento más cómodo.
– ¿Cuáles son tus próximos proyectos? ¿Algo que nos puedas adelantar?
Estoy montando un proyecto con un amigo con el que vamos a desarrollar totebags, camisetas, postales, prints,… varios proyectos autoeditados. A lo largo de este año se estrenará la obra de teatro de Amores Minúsculos, y me gustaría hacerle un hueco a Señor Miedo, un personaje que me encanta. Y, por supuesto, seguir dibujando y empezar mi segundo cómic, que ya he empezado a desarrollar.
Muchas gracias por tu tiempo, Alfonso. ¡Mucho éxito con el libro!
Te lo doy no, en todo caso te lo cambio ya está a la venta en Ediciones de Ponent.
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